De poco un todo

enrique / garcía / mÁiquez /

Dilucidad andalucidar

AUNQUE procuro conservar mi conservadurismo, el progreso terminará haciéndome reaccionario. Por lo pronto, ya me interesan mucho más las reacciones sociales que las declaraciones políticas. Elena Valenciano ha propuesto "hacer una Europa más andaluza"; y hay poco que añadir después de lo escrito por Antonio Burgos: "Eso se lo dirá usted a todas; a todas las regiones españolas, conforme vaya por ellas dando mítines"; y de cómo sigue el maestro riéndose del esperpento de una Europa de EREs y mariscadas y toda la pesca.

Pero no ha sido sólo Burgos. La reacción ha sido popular y espontánea. Nos hemos hartado de reír en la Andalucía andalucidada de la Andalucía andalucidadora de la andalucidante Valenciano. Compárese con el regodeo ensoberbecido con que los catalanes escuchan eso de "catalanizar España" que repite hasta -lasciate ogni speranza- Esperanza Aguirre.

Lo de los andaluces en general me ha recordado lo mío en particular. En la remota adolescencia, mi padre me reñía no recuerdo por qué, pero sin duda que con más razón que un santo, cuando remachó: "Y lo peor es que te hacen mucha gracia tus defectos". Me clavó. Y, de paso, a los andaluces: nos reímos de nuestra sombra. Hay un fondo muy serio en eso, pues supone conocer bien los defectos propios. Nos falla luego el paso de corregirlos. Lo redondo sería hacerlo sin dejar de reírnos, porque, si no, ¿qué gracia tendría tanta corrección?

De chiripa, Elena Valenciano ha sacado a relucir lo que de verdad hay de exportable en Andalucía, que no son sus modos ni sus modelos políticos y económicos, ay, sino la capacidad colectiva de ironizar sobre nosotros mismos. Es el principio activo de la vacuna contra las veleidades -tan graves- de los presuntuosos nacionalismos.

Lo que no quita para que tengamos mucho que aprender de catalanes, y de castellanos, de valencianos y de gallegos, de todos. Estas influencias, para ser fecundas, han de ser de ida y vuelta, compensadas. En un discurso excelente, Esperanza Aguirre (démosle la de cal y la de arena, según las merezca) habló en Inglaterra de la necesidad de britanizar un tanto a España y, a renglón seguido, ejemplarmente, de españolizar un poco el Reino Unido. Por cierto, el auditorio inglés escuchó muy atento lo de britanizar España, pero se rió (con elegante mesura, of course) cuando se le proponía españolizar lo suyo. Se ve que algo habría que andalucidarlos también.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios