OPINIÓN

José Blas Fernández / Senador Del PP Por Cadiz

Delphi, o lo que el viento electoral se llevó

PUES sí, al final Delphi cerró. A pesar de las promesas de la Junta de que la empresa no cerraría. Era la crónica de una muerta anunciada. La de una empresa subvencionada con miles de millones por la administración pública que, en beneficio propio, y mirando por la máxima de los beneficios, decide cerrar su planta, bajo la pasividad de nuestro gobierno andaluz, que sin controlar en ningún momento todo el capital aportado, permite que se deje en la calle a 1.500 trabajadores y en la más absoluta indefensión a 4.000 familias, afectadas por la última gran crisis industrial en la Bahía.

En la crisis de Delphi, todos los ayuntamientos implicados han demostrado una paciencia y cautela infinitas. Y mientras, la Junta de Andalucía no tuvo ninguna decisión más que intentar aplazar la crisis hasta después de las elecciones municipales, primero dilatando el anuncio del cierre hecho por la empresa y luego intentando dilatar la protesta de los trabajadores.

Ahora, con el viento electoral a la vuelta de la esquina, una vez más llegan las promesas socialistas, de cara a las autonómicas y las generales de marzo. Las mismas promesas incumplidas que a mediados de los años ochenta con la crisis naval de Astilleros.

Por entonces, en 1985, en plena reconversión naval, la Junta anunció un plan de refuerzo empresarial aún esperado. Bajo el mandato de Rodríguez de la Borbolla, se prometió, como ahora con Delphi, una serie de medidas económicas y sociales para paliar la pérdida de empleo. El PSOE andaluz prometió en febrero de 1985 que se instalaría una fábrica de máquinas de juego. También se anunció una futura planta dedicada a la producción de fibra óptica. Meses después, la empresa cambia de opinión y opta por instalarse en Asturias. En octubre de 1986, la Junta anuncia la llegada de dos importantes multinacionales deseosas por implantarse en la Bahía: Kint de informática, americana, y CBL, empresa belga centrada en el sector de los rayos láser. Se anunció que ambas inyectarían casi 500 millones de pesetas. Y sólo un mes después, el parque reservado a suelo industrial e implantación de empresas (ZUR) prometió una inversión en Cádiz de doce millones de euros, que permitirían crear 117 empleos directos. Al mismo tiempo, el entonces viceconsejero de Fomento anunciaba, como ahora, contactos con varias empresas para instalar una fábrica de prendas íntimas, que invertiría otros ocho millones de euros en el año 87, generando 200 puestos de trabajo más. Pues bien, aún estamos esperando. Promesas que el viento se llevó, como agua de borrajas.

Conviene recordar aquí que durante los mandatos del Partido Popular no se produjo ninguna reconversión y ni un solo despido en Astilleros. Por el contrario, bajo los mandatos socialistas, el desmembramiento de la Bahía no hace sino aumentar con nuevas regulaciones de empleo. La historia, 20 años después, se repite. Son los mismos y nos prometen lo mismo. Nos anuncian ahora acuerdos con empresas, algunas de las cuales ya han confirmado que no tienen intención de implantarse en nuestra Bahía o que no se implantarán en Cádiz para recolocar a los ex trabajadores de Delphi. Mientras, el cierre nos cuesta un importe total, por prestación por desempleo, incluidas las cotizaciones a la Seguridad Social, de más de 10.000 millones de pesetas (61 millones de euros). Y además, la actuación resuelta "de la mejor manera en que podía resolverse", en palabras de un concejal socialista en el Pleno municipal gaditano del pasado viernes, son planes de formación y orientación profesional por valor de cinco mil millones de pesetas. Y son los propios ex trabajadores los que no han tardado en dudar de la eficacia de esta gran apuesta socialista por la reinserción laboral, ya que, según ellos, el curso de inglés "acabó con una yinkana" o en el curso de sensibilización medioambiental les propusieron llevar "material reciclable de casa para hacer un portal de Belén". Cinco mil millones de pesetas para que los ex trabajadores aprendan a hacer un belén. No es de extrañar que muchos opten por buscarse la vida por su cuenta con cursos formativos al margen de los de la Junta.

Sin embargo, no es de extrañar esta actuación socialista en materia de empleo. El famoso Plemca, cerrado en febrero de este año, aún adeuda 4 millones de euros a los pequeños empresarios de nuestra Bahía. O los millones que aún se adeudan a las empresas de formación.

El colmo del despropósito en esta crisis es la intención de Delphi de comprar a la Junta la maquinaria de la planta. Está por ver una nueva promesa electoral en forma de negativa. Lógico. Veremos qué pasa tras las elecciones de marzo.

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