Opinión

Francisco / José / Jiménez

Cuestión de fe

DICEN que los elogios debilitan, pero nada hace tanto daño como una derrota. El Cádiz ha recibido este año múltiples piropos por su buen juego, pero Javi Gracia ha sabido anestesiar a sus jugadores para no caer en la tentación de la prepotencia.

El Cádiz viene ahora de perder consecutivamente sus dos primeros partidos como visitante y en los últimos tres ha recibido siete tantos, una cantidad excesiva para cualquier equipo con aspiraciones. Las derrotas no han llegado por una falta de actitud, sino porque todavía no ha alcanzado ese equilibrio que todos buscan. O se destapa la cabeza o se destapa los pies. Esto ha provocado que dos de los veteranos de la plantilla, Toedtli y Juanma Delgado, hayan reconocido públicamente que quizá es necesaria una actitud más conservadora.

No hay que buscar polémica alguna en ello porque, según Gracia, las reflexiones de los jugadores se han gestado en charlas con los técnicos y no se puede hacer una lectura negativa. Simplemente es un hecho que estos resultados crean un debate interno sobre cómo mejorar algo que debe ser resuelto antes de que llegue el play-off obligatoriamente.

Es el momento de que el vestuario tenga confianza en el mensaje y en el estilo que propugna su entrenador, sencillamente porque es el que ha llevado al equipo a ser el mejor de todos los grupos de la categoría. La mejoría es una cuestión de matices, no hay que poner en tela de juicio el sistema. Basta con recuperar actuaciones como la de El Ejido para comprobar que este Cádiz también sabe ser sólido, pero es fundamental cortar algunos defectos que son perfectamente corregibles.

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