La ciudad y los días

Carlos Colón

Crepúsculo de una izquierda sin vergüenza

QUE era cierto lo del crepúsculo de las ideologías y el fin de la historia que profetizaban los conservadores, ya fueran franquistas como Fernández de la Mora o neoliberales como Fukuyama, se evidenció el sábado por la noche.

La televisión pública española bajo gobierno socialista dedicó siete horas de programación al festival de Eurovisión al que había enviado a Rodolfo Chikilicuatre, invención seudo-friki interpretada por el actor David Fernández y fabricada en el laboratorio de un show a la americana emitido por un canal privado que, según dicen, goza de los favores del presidente Zapatero (quien concedió a Buenafuente, responsable del programa en el que se fabricó al Chikilicuatre, la única entrevista concedida a un showman). Quien sabe si gracias a esta presidencial benevolencia lo de "lo baila mi mulata con las bragas en la mano" no ha llamado la atención de la flamante ministra de Igualdad, tan sensible a las alusiones sexistas y racistas.

El festival tuvo lugar en la Serbia que desde 1946 hasta 1992 formó parte de la Yugoslavia gobernada hasta su muerte por el dictador comunista Tito. Obtuvo el primer puesto, gracias a los votos de los países nacidos de la desintegración de la Unión Soviética, el cantante de la Rusia poscomunista Dima Bilan, acompañado por el campeón olímpico de patinaje Evgeny Pluschenko y el violinista húngaro Edwin Marton tocando un Stradivarius que perteneció a Paganini. Tras su triunfo fue felicitado por el presidente Medvedev y por el ex presidente Putin, quien afirmó que "la victoria en el concurso es más que un éxito personal de Dima Bilan, es otro triunfo de toda Rusia".

Dentro de las siete horas de programación que la TVE de ZP dedicó a Eurovisión, y gobernó la conocida líder de la izquierda cultural italiana Raffaela Carrá, se incluyó un ecléctico debate que combinó estrellas suburbiales como Las Supremas de Móstoles e iconos del socialismo mediático como Boris Izaguirre o Loles León. Durante su estancia en Belgrado Chikilicuatre y sus bailarinas impartieron en el Instituto Cervantes lo que TVE denominó una "clase magistral". "¿Es así como velan dos instituciones pagadas con dinero público por la cultura y la lengua española?", se preguntaba El País en un artículo titulado "Lo baila el Cervantes, lo baila TVE con el dinero de todos", en el que el comunicólogo Román Gubern afirmaba: "Que instituciones culturales como el Instituto Cervantes y TVE promuevan a este personaje es (…) una horterada suprema elevada al cubo". Crepúsculo de las ideologías, fin de la historia, triunfo del mercado, apogeo de la telecracia.

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