Consecuencias para el futuro

¿Tienen sentido los chiringuitos de invierno en Cádiz? Unos profesionales estiman que sí y otros que no

Según los pronósticos de la Agencia Española de Meteorología (consultados sin pagar los 50 euros que pedirán a los cofrades pelmazos) todavía quedan por delante varios días de temporal en la costa gaditana. Emma, que ya figura en la historia local, se quedará con una justa mala fama. Por cierto que ha sido un gesto de machismo intolerable, que se puede unir a las reivindicaciones feministas, ya que el temporal se podría haber denominado Antonio, Teófilo o Blas, por ejemplo, y así no le hubieran tomado tirria a esa Emma, que ha sido como la suegra de Cádiz. Después de pasar Emma por aquí a ver qué nos encontramos.

En caso de catástrofes, lo primero es ponerse a salvo. Una vez que pasa, lo segundo es evaluar los daños y repararlos. Más adelante, lo tercero es adoptar medidas para paliar las consecuencias cuando llegue otra catástrofe semejante. Pues, si pasó una vez, es posible que vuelva a suceder.

Nos vamos a situar en la segunda fase. Los daños ya los están evaluando. El alcalde González no ha estado a la altura de las circunstancias, porque ha intentado sacar ventajas políticas de un asunto que no las tenía. Las playas gaditanas (de la capital y la provincia) deben ser reparadas para la temporada de verano. Costas tiene la responsabilidad de valorar y paliar lo ocurrido. En cuanto a las ayudas del Gobierno central, las deberá gestionar el delegado en Andalucía, Antonio Sanz. Pero recordemos que no sólo se han lamentado daños en Cádiz capital, también en las costas de la provincia y de Huelva. Los temporales han entrado por el Golfo de Cádiz, de ahí que el litoral atlántico haya sido más castigado.

También hay que reflexionar sobre las consecuencias para el futuro. La pregunta del millón es: ¿tienen sentido los chiringuitos de invierno en Cádiz? Algunos profesionales del sector estiman que sí, y otros que no. Recuerden que ya hubo una polémica por los chiringuitos, que colisionaban con la Ley de Costas. Se admitieron como una excepción, por su costumbrismo en la costa andaluza, sobre todo en la malagueña.

Pero en Cádiz no había chiringuitos en las playas durante el invierno, por dos cuestiones principales: 1. Porque en invierno la gente iba a bares más resguardados. 2. Porque tenían bastantes posibilidades de irse a hacer gárgaras con las marejadas. Por ello, después de lo sucedido, a lo peor hay que replantearlo por motivos de seguridad y por no hundir los negocios. Y, si algún empresario de hostelería quiere arriesgarse, debe tener claro que se lo juega a cara o cruz.

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