Por eso, hay que decirle en público a la gente que no todos son así, de verdad. Que a veces los que se dan más golpes en el pecho, y se tragan 50 triduos al cabo del año, son los que menos predican con el ejemplo. Que a veces los que organizan más cursos de formación y se saben la Biblia casi de memoria, se olvidan de que todo eso se resume en algo esencial: "Amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo". Pero el prójimo, ¿quién es? También es prójimo el que está contigo en la junta que habéis formado entre los dos.

Por ejemplo, en el conflicto del Consejo Local de Hermandades y Cofradías, lo peor no es que Miguel García escriba esto, después de que supuestamente Juan Luis Granados difundiera lo otro. Lo peor es que si el Consejo de sabios cofrades se comporta de esta manera, entre ellos mismos, con señoras incluidas en la trifulca, ¿qué autoridad moral tienen para pedir nada a nadie? ¿Para qué me voy a apuntar en un curso de formación del Consejo? En esa casa han enseñado lo que no hay que hacer.

La gente normal piensa que el mundo de las cofradías gaditanas está lleno de chuflas. No es exactamente así. La gran mayoría son personas serias. Pero se ven envueltas en la bulla. El director del Secretariado Diocesano, Alfonso Caravaca, es uno de los pocos empresarios relevantes que existen en Cádiz. No hay dedos en la mano para contar mejores empresas gaditanas que la de Alfonso. Me consta que tiene buenas intenciones, pero ¿qué va a hacer? Este bombero está rodeado por las llamas, no puede apagar tantos fuegos; si aquí hay incendios casi todas las semanas, si aquí han falsificado votos por correo de cargadores jubilados, si aquí hasta han insultado a un cacho de pan como es Manolo Cerezo, si aquí te dan un abrazo y te clavan un puñal de los siete dolores en la espalda.

Recientemente fuimos a ver al obispo y nos dijo que hacía falta mucha formación en las cofradías. Con todos los respetos por el prelado Ceballos, que es un santo en esta diócesis tan peculiar, pienso que antes de la formación hace falta una mínima educación. San Pablo, el de los cursos del año, dice: "El que ama al prójimo ha cumplido toda la ley". Pues aquí ni siquiera hace falta amor al prójimo, sino educación general básica. El famoso lema de San Agustín, "Ama y haz lo que quieras", se debería cambiar en el mundo de las cofradías por otro más simple: "Ama y no hagas la puñeta".