El jefe de la unidad de Cirugía General del Puerta del Mar dimitió este viernes por problemas personales, según el SAS. Y esto traducido al lenguaje de la calle quiere decir que la Delegación de Salud le invitó a dar el paso, ante las denuncias que pesaban en su contra, como mal menor. La auditoría realizada por la Inspección de Servicios Sanitarios de la Junta a su unidad no deja lugar a dudas. El anterior hallazgo de una frecuencia de reintervenciones e infecciones muy superior a lo aceptable llamó la atención de sus propios colegas. Lo denunciaron ante la dirección, pero no les hicieron ni caso. Las irregularidades eran un secreto a voces en el centro y eran tan graves, que incluso el personal del hospital recomendaba a sus familiares acudir a cualquier otro centro antes que al Puerta del Mar, en caso de necesidad.

Lo lógico habría sido tratar de esclarecer las denuncias para adoptar medidas cuanto antes, pero lejos de coger al toro por los cuernos, la Administración optó en un primer momento por mirar hacia otro lado y negar la mayor. Tras conocer los aspectos analizados, el gerente del Puerta del Mar, de hecho, destacó que las conclusiones de la auditoría entraban "dentro de la normalidad", y se limitó a admitir que recomienda que se mejoren los registros y la codificación. No quiere decirse que no leyera bien las conclusiones o que no fuera consciente de la gravedad del asunto: dijo lo que dijo porque, al parecer, en una Administración con 100.000 profesionales a bordo, hasta lo más urgente, hasta lo que ven los chiquillos, se resuelve muy despacio. Y por misterios que van más allá de la razón, al SAS le dio por defender que era normal que la auditoría reflejara el aumento de la tasa de mortalidad, situándose muy por encima de la media nacional, casi el doble, y de la andaluza. Por si esto no era suficiente, la complejidad de las intervenciones analizadas era el más bajo posible. Pero para la dirección del hospital, no sólo esto resultaba anecdótico. También le restó importancia a los escasos días de hospitalización que registraban los pacientes tras pasar por el quirófano, muy por debajo de la media y a pesar de ser una unidad de Cirugía General. Era tan severa su miopía, que el SAS no vio un problema serio ni siquiera cuando se constató que casi la mitad de las reintervenciones de esta unidad de Cirugía General -muchas de ellas derivadas por las altas prematuras- no se notificaban bien. También fallaba el registro de los informes de alta. Y en el 50% de los casos analizados no se especificaba si se administraron antibióticos y si estos eran los adecuados.

La Inspección de Servicios Sanitarios sí encontró "sorprendente" todas estas anomalías. Y quizá de haberlo sabido la Delegación de Salud, como era su obligación, no habría permitido que la dirección del Puerta del Mar llevara ante el juzgado a los dos profesionales de Anestesia que encendieron todas las alarmas con un estudio más que riguroso sobre las graves prácticas en Cirugía. Esta semana, hasta el Sindicato Médico ha exigido que se depuren responsabilidades. Dicho y hecho. Seguro que la dirección del hospital ya no lo ve todo tan normal.

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