Ceteris paribus

Muchísimos factores conspiran para que la crisis de gobierno de Díaz no tenga muchas consecuencias

El movimiento táctico de Susana de hacer una profunda crisis de gobierno a su vuelta de las primarias ha sido comentado con gran finura de análisis en estas páginas. Es arriesgado, porque implica reconocer abiertamente que las cosas le han ido fatal en su aventura madrileña y que Andalucía necesita un empujón. No se ha dicho tanto que, con ese movimiento, Susana hace cierto malabarismo moral. Tácitamente, culpa de la situación a parte de su gobierno (al sustituido y desplazado), presentándose ella como la solución providencial. Cabe que el truco de manos resulte demasiado evidente para ser verosímil y termine siendo contraproducente.

Susana Díaz puede encontrarse entre las manos con el aura de ganadora que ha perdido (el aura y ella), más deslucida aún por este intento de quitarse de encima su responsabilidad, cargando el muerto a otros. No vamos a negarle, sin embargo, el valor de haberse atrevido a un movimiento tan osado; y tan cerca de su batacazo personal, sin esperar un tiempo para disimular. Quiere tomar la iniciativa política y se le reconoce.

Como eso está claro y perfectamente explicado por mis compañeros de opinión y de análisis, quiero añadir, no una opinión ni un análisis, sino una duda. ¿Se notarán los cambios personales en la gestión de las respectivas consejerías? ¿Podrán los nuevos consejeros revitalizar la Junta? Es una duda sincera e importante. Porque son claves las consejerías cambiadas (Sanidad, Educación, Empleo, Justicia, Agricultura y Cultura) y porque es posible que no se note nada.

La Junta tiene poderosas inercias. La administración es un gigante de reflejos lentos. Los recambios en los mandos intermedios no son fáciles para un PSOE que no anda sobrado de cantera. La complejidad técnica, las exigencias presupuestarias, la maraña legal y reglamentaria y los intereses cruzados tienen un peso que olvidamos. Hay que tener en cuenta que tampoco existe un cambio de liderazgo, porque Susana Díaz sigue siendo ella misma, la genuina, la de siempre.

Estamos ante una cuestión de gran interés para la ciencia política: "Influencia del cambio de cúpulas". En Andalucía se da una situación casi de laboratorio para investigarlo: un ceteris paribus de libro. No cambian más que los nombres. Tiene, además, un gran interés práctico. Para que el movimiento atrevido de Susana Díaz tenga justificación política y hasta moral, tendría que tener consecuencias.

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