EL ALAMBIQUE

Luis Suárez / Ávila

Las Cadenas

LA Justicia tarda, pero, a veces, es ejemplar. Lo digo por la sentencia del Tribunal Supremo en el caso del derribo de la parte trasera de la Casa de las Cadenas. Y esto no es más que un paso. El segundo será de orden penal, que ya queda bastante consolidado con esta sentencia. En El Puerto se ha estado jugando con fuego durante muchos decenios. Desde los años 60 del siglo pasado los derribos de edificios singulares han sido la tónica. De nada ha servido la declaración de Conjunto Histórico Artístico del casco antiguo. Nuestras autoridades municipales no han tenido sensibilidad para pensar que estaban ante una Ciudad de trazado y arquitectura muy valiosos, que ha habido edificios dignos de conservarse y, con la Ley en la mano, no han tenido el valor de obligar a sus propietarios a que los conservaran y restauraran. La casa de las Cadenas es un caso más de muchos. Ciertamente la parte trasera derribada no era la menos noble, sino el lugar donde estuvieron las habitaciones regias que ocuparon durante tres veranos Felipe V e Isabel Farnesio. Desde el balcón trasero se extasiaban mirando al río y al Coto. Allí estuvo el embarcadero donde en las falúas reales pasaban al Coto de la Isleta cuando los Reyes, los Príncipes e Infantes iban a cazar. Decir que esa parte del edificio no tenía interés es falso. Crear la ficción de dividir horizontalmente la finca para encontrarle salida solapada a un derribo inmisericorde, es una falacia. El Tribunal Supremo, manda reconstruir lo derribado. Es lo de Ley. Pero yo me pongo con quien quiera un euro, para que no pierda mucho, que este Ayuntamiento no tiene lo que hay que tener para obligar al propietario de la parte delantera a que restaure esa parte del edificio, porque la Ley le obliga. De la parte posterior ya se encargará el Tribunal Supremo que tiene la facultad de juzgar y ejecutar lo juzgado. Y con eso, amigo, no se juega.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios