Hace ya algunos años que comenzó el fenómeno de organizar barbacoas el día de la final del Trofeo Carranza. Se trata de un acontecimiento espontáneo que se organiza al margen del Ayuntamiento y del Cádiz. Como en casi todas las barbacoas hay motivos cadistas, parece que nos encontramos ante un movimiento del cadismo, y como tal merece la pena investigarse.

Su origen puede ser el mismo que esa costumbre medieval en la que los caballeros velaban sus armas la noche antes de celebrar un combate o una justa. Así el cadismo vela la mejor arma de que dispone: su afición, antes del inicio de la nueva competición liguera.

Por otra parte, no hay que olvidar la componente mística que tiene el fuego, y en toda barbacoa cadista, además de contar con símbolos del Cádiz y de quemar romero (que siempre viene bien), debe encenderse el carbón con papeles que contengan la imagen o los nombres de los que cada uno piense que fueron los responsables de la mala temporada pasada. Esto debe hacerse, no por el efecto purificador del fuego, porque no se olvidan ciertas actitudes, sino para recordar los errores.

Al final, a las seis de la mañana, de las cenizas de las brasas resurgirá un nuevo Cádiz preparado para la nueva temporada.

De esta forma, las barbacoas cadistas se suman a las leyendas mágicas del Carranza, como la que dice que cuando el Cádiz gana el Trofeo no obtiene buenos resultados en la liga. Yo, además, propongo otra: el año pasado la presentación del Trofeo Carranza no estuvo a la altura, y el Cádiz de la pasada temporada, tampoco. Este año Pedro Espinosa ha hecho una presentación de Champions. Seguro que al Cádiz las cosas le irán muy bien en la próxima campaña.