Polémica Cinco euros al turismo por entrar en Venecia: una tasa muy alejada de la situación actual en Cádiz

En unos días empieza esto. Digo 2009. ¿Miedo? Sólo los inconscientes parecen vivir como si nada fuera a pasar. Porque los mensajes que nos llegan se contraponen. Unos dicen que vamos hacia una hecatombe del sistema financiero (más o menos) y otros que bueno, sí, hay una crisis seria pero vamos a remontarla. El Rey ha pedido que todos tiremos del carro. Es lo más sensato, tirar del carro, pero que se bajen de él algunos, o muchos, o casi todos. Y se pongan a tirar también. Que no sea como cuando el "vivan las caenas", que se desengancharon las monturas y "el pueblo" (qué bonito, ¿no?) "tiró" de la carroza de aquel monarca repugnante en vez de haberlo tirado al río, con la carroza puesta.

A nuestra Isla, Real Isla de León (¿vamos a cambiarle el nombre para 2010 o sólo cambiaremos el pendón de la ciudad?) el año que empieza el jueves o es un año frenético, hiperactivo, de tirar todos del carro, o 2010 será como el solar de Fábrica San Carlos, el CIR vacío, la Escuela que se llevaron a Cartagena, la vacía Capitanía y el desierto que casi es La Carraca, la pesadilla de ciudad que tenemos ahora los que conocimos un San Fernando de "casi" pleno empleo que era la envidia de las ciudades del entorno, y de la provincia.

"Qué difícil es, cuando todo baja, no bajar también", escribió el bueno de Juan de Mairena. Pero en las dificultades se miden las valías, en los tiempos duros surgen los patriotas verdaderos y los héroes. Y en estas fechas del año que viene miraremos el tren que se nos viene encima, veremos el Bicentenario de Las Cortes de la Real Isla de León. Digo, 200 años ¿no es nada? Con todos los frentes abiertos, o cerrándose. Y, sobre todo, con la esperanza de una ciudad que no estuvo nunca hecha para la molicie ni el abandono sino para la energía creadora, el trabajo y la dignidad.

Palabra a palabra construimos el sueño de la razón que nos dicta la esperanza que nunca debemos abandonar, la esperanza de una Real Isla de León de hoy que, como cuando entonces, se encastille en la dignidad y haga otros decretos insuperables como los de septiembre y noviembre de aquel año increíble, pórtico de los mejores años de nuestra vida histórica, los años en que hicimos una patria de libertad a la que nos obligábamos todos los españoles.

Feliz Año. Salud.

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