No estaríamos aquí sin los que nos precedieron. No hay presente si alguien en el pasado no preparó el futuro. Igual que no habrá futuro si los que escribimos el presente no apuntalamos lo que está por venir. Tanta gente ha construido este edificio de papel que suma siglo y medio de vida que sería imposible recordarlos en esta estrecha azotea. Pero desde aquí, desde las alturas, se les ve a todos. Y hoy todos nosotros somos ellos. Somos aquellos que nunca conocimos pero iniciaron el camino. Somos aquellos que después señalizaron el sendero y acertaron con la dirección correcta. Somos aquellos que un día se sentaron pacientemente con nosotros para explicarnos la desconocida trastienda de este oficio. Somos aquellos que ya no están, los que nos fueron arrebatados por los ciclos de la vida o por los ciclos laborales. Ahora celebramos un longevo aniversario que nos pertenece a todos, a ellos y a nosotros.

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