Yo no sé si soy más cateto que nadie o que con la edad la boina digital la tengo más encastrá que nunca en la cabeza, pero te voy a contá. Ahora cuando tu llamas a cualquier ayuntamiento de la provincia, aunque sea uno de los chiquititos, no te sale esa voz entrañable que te decía "Ayuntamiento digamé"… ahora en todos los ayuntamientos te recibe una voz muy fina sin seseo, ni ceceo, versión masculina o femenina, en la que como si estuvieras en un bingo te va cantando números… y a mi siempre me cogen sin el cartón. Te dice que pulses uno si quieres hablar con Alcaldía, que pulses dos si quieres hablar con registro, que pulses tres si quieres hablar con un pabellón deportivo… cuatro con el cementerio y tu venga a escuchar, a escuchar…pero nunca te dicen el número del departamento con el que tú quieres hablar… pa mi que la voz de bingo me tiene ganas, porque yo soy más de jugar a la quiniela.

Cuando la voz termina su cante y tu compruebas que no tienes, ni línea ni bingo, ella, la voz, muy amable se ofrece a decirte de nuevo los números y tú los vuelves a escuchar por si acaso no los oiste bien a la primera, pero nada. A veces, la voz, que debe ser eso que llaman de inteligencia artificial, se da cuenta de que tú estás ya un poco mosca y dice así como pasando de ti y en tono displicente… le paso con la operadora.

Pero tu esperas, a la operadora. Dices… estará operando la mujé…y sigues esperando a la operadora con una musiquita así como de juego de los comecocos… y sigues esperando… y sigues esperando… hasta que de pronto te dice "todos nuestros operadores están ocupados"y te cuelga sin decirte ni buenas tardes, ni na de ná… y es que hoy en día los robots no se educan en colegios de monjas y pasa lo que pasa.

Muchas veces te crees que en vez del al Ayuntamiento has llamado al Puerta del Mar, con tanta operación. Fallado el bingo, fallada la operadora, fallado que tú no te sabes la extensión con que quieres hablar optas por la experimentación y le das al uno por darle a algo… pero cual es la sorpresa que la voz no te pone con un humano sino que te saca otra lista de sitios… para liarte más y que te den ganas de que o la operan a ella o te operen a ti del oído medio.

Nada vale… no te puedes ni acordar de la familia de la voz… porque la inteligencia artificial no tiene ni padre, ni madre, ni ninguno de ellos se dedicó a la prostitución.

Al final terminas totalmente frustado. Ridiculizado por una inteligencia artificial, esperando a una operadora que nunca llegó, como la novia que tuviste con quince años, con la oreja colorá de tanto apretarla en el teléfono para escuchar mejor y añorando aquellas palabras tan bonitas: "Ayuntamiento… digamé".

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