El pasado fin de semana se conmemoró en Rota el centenario de la Aviación Naval en España. Se celebró al modo de los centenarios: con una salida extraordinaria, en este caso de los aviones, como era lógico. El Rey Felipe VI había presidido el acto oficial, precisamente el viernes pasado, el día que también estuvo en San Fernando. Pero la salida extraordinaria de los aviones, en su centenario, se celebró el sábado en la playa de la Costilla, ante más de 20.000 personas, que acudieron al espectáculo. Entre los asistentes, había aficionados que viajaron desde otras ciudades andaluzas. Fue un gran éxito y salió en los telediarios nacionales.

En Cádiz gustan mucho las salidas extraordinarias, singularmente de las cofradías. El pasado fin de semana le tocó a la Virgen de la Amargura y el próximo a Ecce Homo. Sin embargo, en lo referente a los aviones, se han perdido los espectáculos que organizaba el Ayuntamiento en la playa de la Victoria. Precisamente, en fechas de mediados o finales de septiembre, cuando el otoño se asoma en nuestras playas y manda al viento de poniente con repelucos disuasorios. Aquellas exhibiciones aéreas se perdieron, probablemente para siempre.

En el centenario de la Aviación Naval, con la exitosa y multitudinaria salida extraordinaria de Rota, es oportuno recordarlo. En Cádiz la idea fue del Ayuntamiento. Teófila Martínez se lo apuntó como un tanto, para atraer a miles de personas que llegaron a Cádiz en días de septiembre que no eran de temporada alta. La hostelería del Paseo Marítimo ganaba incluso más que con un festival de agrupaciones de Carnaval. Se entiende que ella prefería a la Patrulla Águila antes que a la comparsa de Juan Carlos Aragón. Pero la gente acudía en masa, incluso desde otras poblaciones.

Eso se perdió antes de que llegara José María González a la Alcaldía. Por supuesto, a Kichi no se le ha ocurrido recuperarlo, por muchos militares que salude, unas veces mejor vestido que otras. El festival aéreo de Cádiz cayó por su propio peso, debido a las protestas sociales. Los aviones hacían mucho ruido, decían. Y era cierto: no volaba el autogiro del ingeniero Juan de la Cierva, sino aviones Eurofighter de la OTAN y bicharracos aéreos semejantes.

Seguro que no se hubiera protestado tanto si la Patrulla Águila hubiera pintado el cielo gaditano a lo tricolor. Así que al final, por un color de más o de menos, y por un estruendo de más o de menos, se perdió lo que se daba. Este año lo han recuperado en Rota, con gran éxito de crítica y público.