Autovías interruptas

Hacer política populachera con las infraestructuras es absurdo, porque las necesidades son las que son

Mejor que protestar en plan demagógico es denunciar los problemas verdaderos. La Diputación Provincial que preside Irene García ha vuelto a cometer el error de siempre: el populismo barato del peaje de la autopista. Ya dijo el Gobierno del PP (desde que Ana Pastor era ministra de Fomento), que no se ampliaría la concesión cuando expire en 2019. Rescatarlo antes es más caro; e incluso se retrasaría, con los procedimientos y los posibles recursos. Sin embargo, lo que debe exigir la Diputación al Gobierno central es que Cádiz no siga padeciendo dos autovías nacionales interruptas (la A-4 entre Madrid y Cádiz y la A-7 entre Cádiz y la frontera francesa). Es un caso único y bochornoso. Porque, además, se miente.

Hemos oído y leído que la A-7 (esto es la autovía del Mediterráneo) está terminada. Mariano Rajoy, después de inaugurar el Puente de Cádiz, en el otoño de 2015, viajó hasta la provincia de Granada para cortar la cinta del tramo entre Castell de Ferro y Carchuna, que había costado más de 100 millones de euros en apenas 10 kilómetros, por la difícil orografía (casi todo a base de túneles y viaductos); y que pasó a ser el tramo de autovía más caro de Europa. Apenas un año después de abrirlo, ya le hicieron obras de reparación. Cuando se inauguró, dijeron que cerraba la autovía del Mediterráneo, completando el recorrido de Málaga a Almería. Pero nadie recordó que el tramo gaditano entre Vejer y Algeciras de la antigua N-340 (que pasó a ser la A-7) está pendiente todavía. Por lo tanto, la autovía A-7 ahora se queda en Algeciras, y no llega hasta Cádiz, que es donde comenzaba la carretera nacional a la que sustituye.

En la A-4, entre Madrid y Cádiz, falta completar el tramo entre El Cuervo y Dos Hermanas (en la provincia de Sevilla), que también deja interrupta la autovía entre la provincia de Cádiz y la capital de España. No bastará con la extinción del peaje en 2019. Porque, antes o después, esa autopìsta volverá a tenerlo, como es de sentido común; ya que entre Sevilla y Cádiz se necesita una autovía gratis y una autopista de pago, igual que existe en la Costa del Sol.

Hacer política populachera con las infraestructuras es absurdo, porque las necesidades son las que son. Están ahí, y seguirán estando, por mucho que los políticos intenten camuflarlas con sus intereses electoralistas. Por otra parte, son bien conocidos los argumentos, que ya sorprenden a pocos. Sería mejor terminar las obras interruptas, con un plan razonable, y olvidarse de las pamplinas oportunistas.

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