Las chicas con lentes tienen algo, ¿verdad?", decía un típico comentario en Twitter."Miopía", le respondía una usuaria, "Tenemos miopía". Desde tiempos de James Dean, ser un topo ha tenido algo de seductor. Quienes vivimos la adolescencia con gafas de culo de botella tenemos, claro, una opinión bien distinta. Cierto es que nunca he escuchado tantas veces eso de "¿Te han dicho alguna vez que tienes una mirada especial?" cuando, tras un desprendimiento de retina, iba por el mundo con las pupilas abiertas de un gato lisérgico. "¿Has oído hablar alguna vez -solía contestar yo- de la atropina?". Aprovecho para decir que ni servidora ni ninguna de las damas renacentistas que se atizaban belladona podían distinguir si sus pretendientes eran guapos, feos, bizcos o marcados por la viruela. Lucrezia Borgia no podía saber siquiera si le daban una rata para cenar. Cómo caen los mitos cuando uno los tiene a mano.

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