Con la venia

Fernando Santiago

fdosantiago@prensacadiz.org

Aprobado

El alcalde califica con un cinco la labor municipal con lo que no tendría nota suficiente para selectividad

Los políticos viven rodeados de conmilitones que suelen regalarles los oídos con lo bien que lo hacen y lo malos que son los demás. Eso les lleva a perder el contacto con la realidad, a pensar en términos ajenos a las preocupaciones de la mayoría. No creo que en Cádiz haya mucha gente inquieta por la Edussi, por decir algo con lo que el alcalde está contento en su análisis de mitad de mandato, lo que los cursis llamaban Paso del Ecuador. Digo más, algo de lo que sí puede estar orgulloso, la gestión económica, no creo que preocupe a nadie porque no le resuelve sus problemas cotidianos. El alcalde da por hechas cosas que están solo en la imaginación de los políticos y , quizás, en papeles que se cruzan las administraciones. Habla como si ya se hubiera inaugurado la estación de autobuses, ya estuviera en funcionamiento la Facultad de Ciencias de la Educación en Valcárcel , el nuevo hotel en Tiempo Libre, la ciudad de la justicia y el carril bici cuando es más que posible que tardemos años en ver concluidos estos proyectos, si se hacen. Pero para José María González son logros de los que está satisfecho. No se dice nada de la ejecución del convenio de Plaza de Sevilla, del mercado gastronómico, del Teatro Pemán, del hotel del estadio ni, por supuesto, de la cantidad de majaderías que han ocupado el tiempo del Equipo de Gobierno desde las ninfas a las procesiones , las vírgenes, las corbatas, Loreto o las banderas. No dudo de la honradez de la que alardea el alcalde aunque hasta eso tiene un pero: no explica cómo es que cobra de diputado provincial, porqué tiene esa pléyade de asesores y porqué todos los concejales del Equipo de Gobierno están liberados. Esa nueva casta podémica de personas que viven de la política a costa del dinero de nuestros impuestos y cuyo rendimiento es un misterio porque accedieron a su empleo por el único mérito de la lealtad al partido o al jefe, algunos llegados de Córdoba, de un pueblo de Sevilla o de Madrid. Por supuesto nada que decir de aquellas fastuosas promesas de que iban a volver los que se fueron (¿dónde están Paquito y el comparsista al que casó el alcalde?), las energías renovables que iban a poner en la Zona Franca, etc. En todo caso, como siempre, alguna metáfora carnavalera (la locomotora descarrilada), el alcalde hablando de sí mismo en tercera persona ("lo que más me gustaba de Kichi") y el desprecio a las primarias internas. Califica con un cinco la labor municipal con lo que no tendría nota suficiente en la selectividad.

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