Añorada calle Ancha

Fue la más señorial y burguesa de la ciudad. Puede que también la más bonita. Era la calle emblemática

Prefiero no echar más leña al fuego de la carrera oficial de la Semana Santa gaditana. Creo que el Consejo que preside Juan Carlos Jurado, como antes ocurría con Martín José García, tiene un presidente con inequívoca voluntad de ayudar a las cofradías, de atenderlas en la medida de lo posible. El problema llega cuando entran en la medida de lo imposible. En la polémica por la carrera oficial, no se ponen de acuerdo porque suelen pensar en lo que más le conviene a cada una. Así es difícil ver la realidad general. Desde antes de empezar la Semana Santa, se sabía que la carrera oficial de este año no es la mejor de las posibles. La menos mala es la que había hasta 2017. En todo caso, es una barbaridad que la calle Ancha sea excluida.

En Cádiz existe una especie de odio de clase contra esta calle. En los siglos XVIII y XIX, así como en casi todo el siglo XX, la calle Ancha fue la más señorial y burguesa de la ciudad. Puede que también la más bonita. Era la calle emblemática, donde familias como los Moreno de Mora tenían sus casas palacios (a esa, en concreto, acudían los Reyes). En la literatura, Benito Pérez Galdós la evoca como la calle de las tertulias de 1812 y Palacio Valdés como la de los paseos. Eso ya lo he recordado otra vez, pero insisto. Hace algunos años, abundaban lo que ahora se llama las flagships, los edificios que sirven de grandes sedes a modo de buques insignias. Allí estaba la Telefónica, el Banco Hispano Americano, hasta la Jefatura Provincial del Movimiento en los tiempos de Franco. Allí había casinos, y siguen el Ateneo y la Asociación de la Prensa. Allí hemos conocido bares de tertulias y reuniones, como Los Italianos o el Liba, y en otros tiempos el Bar Cádiz. Allí había comercios. Hasta era fundamental para la salud, con la desaparecida óptica de Malet, o los dentistas Zilberman, que siguen.

Y me quedo corto. Porque Ancha fue la calle Mayor de Cádiz. Para la Semana Santa es recta, está al final de la cuesta de Novena, y posee espacio amplio para sillas. Si las cofradías pasaban muy tarde por allí, el remedio sería que llegaran más temprano, o que tardaran menos tiempo. Pero terminar en la mitad de la calle Novena es una parida.

En la Semana Santa, los dos lugares de referencia histórica son la plaza del Palillero y la calle Ancha. Siempre estuvieron en las carreras oficiales de las últimas décadas. Con Catedral abierta y con Catedral cerrada. A partir de ahí, puede haber variantes. Al revés, o al derecho; con alguna calle de más o de menos. Pero sin olvidar que la ciudad tiene sus señas de identidad.

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