DEFINITIVAMENTE, no es su año. Ni personal, ni profesionalmente. A punto de reincorporarse en Canal Sur televisión, donde había pedido en Contraportada una excedencia de doce meses que finalizaba el próximo día uno de julio, Sergio Morante ha sido víctima de una meningitis que, según me han contado por varias fuentes, le ha costado un serio disgusto.

¡Menuda impresión me llevé cuando recibí la primera llamada informándome del suceso! Al fin y al cabo, como compañeros de profesión, son muchos los actos compartidos y, por mi parte al menos -y por la de él también seguro-, es importante el afecto mutuo que sentimos uno por otro. Así que verifiqué tal rumor enseguida para comprobar que, en efecto, era tan real como no hubiera deseado.

Después de su poco afortunado paso por Aquí hay tomate -por la brevedad del fichaje-, Sergio, almeriense de nacimiento, probó suerte en Madrid, donde descubrió lo regular que anda la cosa laboral. Hace diez días, de regreso ya en Sevilla, comenzó a sentirse mal aunque, como el médico no identificaba los síntomas de su mal, él mismo lo achacó a la ansiedad provocada por la situación de incertidumbre de los últimos meses.

Hasta que, el martes por la noche, mientras se vestía para salir, se desmayó. Sus padres, que venían sospechando algo raro respecto a la salud de su hijo, lo llevaron ipso facto al centro del que Morante dispone en seguro privado y donde el diagnóstico resultó fatal. Mientras, una trabajadora del lugar, familiar de María del Monte -amiga del afectado-, llamó a ésta para darle la noticia del ingreso y, sin faltarle tiempo, la cantante movió cielo y tierra con tal de llevar al enfermo a un hospital público donde por fin dieron con el problema.

Más recuperado en estas últimas horas, Sergio Morante, pasará pronto a planta. Si bien aislado para evitar contagios, saluda y sonríe a quienes lo visitan y, a la vez, le desean lo mejor. Es hora de dar carpetazo definitivo a este annus horribilis y comenzar una nueva etapa.