TRAS el éxito mediático del pulpo Paul en el mundial de Sudáfrica, durante la pasada Eurocopa han sido multitud los animales adivinos utilizados para predecir los resultados.

El más popular ha sido el cerdo Funtkit que dispone de una fan zone propia. También han realizado adivinaciones el hurón Fred, la elefanta Citta, los gallos Gervasio y Protasio, el cerdo Khryak, la vaca Yvonne, la apaca Kasimir, el bulldog Xavier, el perro salchicha Sissi o el pulpo Rosi entre otros. Muy controvertida ha sido la participación de la serpiente pitón Ado, que realizaba su adivinación eligiendo entre dos ratones vivos. En España han destacado la nutria Maya y el pulpo Manolo.

Realmente los animales no tienen ningún instinto especial sobre los resultados de los partidos, ni entienden de fútbol y ni siquiera les importa. Pero sobre todo, no tienen poderes adivinatorios salvo quizás los pavos cuando escuchan una pandereta (aunque esto aún no ha sido científicamente demostrado).

Todo se reduce a un problema de probabilidad. Preguntar a un canguro, por ejemplo, y que tenga que elegir entre dos cosas es como arrojar una moneda al aire y actuar según el resultado sea cara o cruz.

Tras la fase inicial, España se enfrentó sucesivamente contra Francia, Portugal e Italia. Si hubiéramos anticipado el resultado con una moneda, la probabilidad de acertar los tres encuentros sería de una entre ocho. Esto quiere decir que si hubiéramos preguntado a cien animales esperaríamos que acertaran al menos doce. Cuantos más animales adivinos haya, más serán los que acierten, y eso es lo que ha ocurrido. La probabilidad de fallar los tres resultados también es de una entre ocho, y sería una adivinación en sentido contrario.

A pesar de todo se ha generado una fiebre de adivinación animal, y quizás pronto veamos en la televisión a consultores animales que respondan sobre amor, salud, dinero y trabajo a los televidentes. ¿Será éste el triste destino de la humanidad? No lo sé. Habrá que preguntarle al cerdo Funtkit.