Ampliación del Museo

Sufrimos el tiempo de las vacas flacas, en una ciudad donde está prohibido pasear animales irracionales

En Cádiz se protesta porque no hay Ciudad de la Justicia y se guasearon con las obras nunca vistas del nuevo Hospital. Pero no hay quejas, ni vemos mareas multicolores, por otro rollo de imposible cumplimiento: la ampliación del Museo de Cádiz, con la recuperación de la Academia de Bellas Artes y el edificio de la antigua escuela del callejón del Tinte. ¿Y saben por qué? Por la Ciudad de la Justicia protestan los abogados, los procuradores, los graduados sociales. Por el nuevo hospital (y por el viejo) protestan los médicos, los enfermeros, los celadores, la marea blanca. Y por la ampliación del Museo se protesta en voz baja. Muy baja, porque el culturismo local está en horas bajas y no se le oye.

Esto no quiere decir que los principales afectados estén desinteresados. Al revés. A Juan Alonso de la Sierra, director del Museo, le interesaría la ampliación. Ahora la actividad no es la que podría ser. Y los proyectos en la Casa Pinillos no son los que se esperaban, por falta de presupuesto. El Bicentenario facilitó inversiones culturales en Cádiz, pero después sufrimos el tiempo de las vacas flacas, en una ciudad donde está prohibido pasear animales irracionales.

La ampliación del Museo es muy necesaria para que la Real Academia Provincial de Bellas Artes sobreviva. Su presidenta, Rosario Martínez, lo ha dicho incluso en discursos. En uno lo zampó ante el delegado provincial de la Junta, Fernando López Gil, que se quedó con una carita como diciendo: "Ya me gustaría a mí". Pero la cultura estamos viendo que no es una prioridad del Estado del Bienestar. Así las cosas, la espectacular biblioteca de la Academia y sus históricas dependencias son un símbolo ejemplar de la decadencia de Cádiz.

El Tricentenario del traslado de la Casa de la Contratación hubiera sido una oportunidad ideal para dar luz verde a la ampliación del Museo de Cádiz. ¿No queréis recuperar el ambiente del siglo XVIII? ¿No se dijo que querían dejar huellas perdurables a las generaciones venideras? Con una exposición y una parada naval aplazada por el viento se acreditan las buenas intenciones, pero hace falta un legado. Esto se veía venir: el Tricentenario no va a dejar nada para la cultura gaditana.

Vamos a orientarlo por el único lado que entienden nuestras autoridades. Una ampliación del Museo de Cádiz atraería a más turistas. ¿Vale? Así acudiría más público a los bares de las plazas de Mina y San Francisco, que podrían rentabilizar sus terrazas sin aumentarlas. Es decir, ampliar el Museo sería muy beneficioso para la hostelería.

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