Como un resorte saltan los miembros del Gobierno central cuando se enteran de que los catalanes han puesto fecha a su referéndum, un resorte que se acompaña de una palabra: inconstitucional. Evidentemente es así. El empeño secesionista no puede encontrar nunca acomodo en el marco constitucional, porque la norma fundamental no contempla esa posibilidad, y es lógico que, mientras esté en vigor, sean sus artículos los que rijan el modelo de país que los españoles nos dimos hace cuarenta años. Pero el mismo resorte y la misma palabra, inconstitucional, son las que deben acompañar la reacción de Rajoy y sus ministros ante la anulación de la amnistía fiscal. Aquella medida, como la que décadas antes hizo el PSOE, se intuía ilegal y, sobre todo, profundamente inmoral y vergonzante. Ni la más profunda crisis económica justifica que quienes se han enriquecido a costa de todos puedan regularizar sus evadidos millones.

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