LOS domingos, día en el que duermen los mercados, se han convertido en jornadas de respuesta de los gobiernos europeos, que parecen haber comprendido en toda su plenitud que el problema de Grecia es de todos con independencia de quién haya sido el causante. Una vez admitido que la Eurozona se encuentra ante un riesgo sistémico, el Consejo de Ministros de Economía y Finanzas (Ecofín) de la UE aprobaba anoche un fondo que servirá para salir en rescate de los países en apuros. Pero de modo paralelo era necesario que cada gobierno adoptase medidas urgentes con las que reequilibrar sus cuentas y mandar mensajes claros a los mercados. Es lo que ayer hizo España. La vicepresidenta de Economía, Elena Salgado, anunció que el Gobierno recortará este año otros 5.000 millones de euros del presupuesto, de tal modo que el déficit se reduzca en 0,5 puntos. Además de esto, en 2011, rebajará el déficit otro punto, con lo que se quedará en el 6,5%. De este modo, el Gobierno responde a un doble requerimiento. El primero, el de la Comisión Europea, que había solicitado que su Plan de Estabilización y Crecimiento, que prevé un déficit del 3% en el año 2013, detallara mejor lo que iba a ocurrir en los dos primeros ejercicios. Por otra parte, el Ejecutivo español se ha unido a los anuncios que realizaron ayer varios gabinetes europeos en un intento de dar una respuesta contundente a los mercados. Del mismo modo que hay que criticar la tardanza con la que la UE ha actuado frente al desafío griego, revelador de la falta de liderazgo en el Viejo Continente y de la insuficiencia de algunas de sus instituciones, hay que apuntar que España no hizo creíble su plan de ajuste . Es más: Salgado tampoco explicó ayer de dónde va a reducir esos 5.000 millones de euros. La grave situación que atraviesa toda la Eurozona requiere de gobiernos que actúen con firmeza y rapidez, y no como un cuentagotas que actúa sólo los fines de semana y a golpetazo de los mercados. Pero del mismo modo que los gobiernos deben actuar en estos términos, también es necesario averiguar qué ha ocurrido detrás de los últimos movimientos financieros, un asunto, cuanto menos inquietante, del que anoche conversaron Obama, Sarkozy y Angela Merkel. Cada vez se extiende más la opinión de la necesidad de aumentar el control de determinados tipos de prácticas.

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