¡Oh, Fabio!

Luis Sánchez-Moliní

lmolini@grupojoly.com

Aire de Tabarnia andaluza

En Andalucía necesitamos mucho del espíritu de Tabarnia para despertar a una sociedad narcotizada

Gracias a uno de esos paseos de Paco Correal por la calle Rioja nos enteramos de que Tabarnia ya cuenta con un embajador en Andalucía: Juan Antonio Rodríguez Tous, filósofo, escritor, agitador cultural, demoledor de estupideces y, sobre todo, cachondo en el sentido más noble e ilustrado de la palabra. No podrían haber buscado otro mejor. El que fuese uno de los fundadores de la revista Er y profesor en la Pompeu Fabra hasta que el nacional-tractorismo lo aburrió, no sólo habla catalán en la intimidad gracias a su familia materna, sino que lo hace con acento andaluz, lo que le da una superioridad absoluta sobre el resto de los mortales para la importante tarea que se le ha encomendado. No nos cabe duda de que Nono (así se le conoce en la república de las letras) representará a Tabarnia con la dignidad y elegancia que heredó de un abuelo sportman e inventor que ganó sus buenos cuartos en la romanísima industria del salazón.

Por lo pronto, el embajador ya ha colocado la bandera de Tabarnia en el balcón de su piso de la calle Don Fadrique, paso obligado de las tórtolas que acuden al Parlamento de Andalucía (por mal nombre diputados), con la intención de que sus señorías recuerden que en España ha comenzado una rebelión cívica que tiene en la cultura y el humor sus armas más poderosas; una rebelión que ya va más allá de Cataluña y que ha llamado a filas a todos los hombres y mujeres de buena voluntad que están hartos de la idiocia que se ha apropiado de la España oficial. Tabarnia, al igual que los círculos anarquistas o el Tercio, no exige linaje ni pregunta por el pasado; puede ser un nuevo comienzo, una nueva patria en la que reposar el espíritu y las meninges.

Aunque Tabarnia ha nacido con el fin de mostrar las vergüenzas del independentismo catalán, bien hace en extender su imperio al sur del Ebro, más allá de Sierra Morena. En Andalucía necesitamos mucho del espíritu de Tabarnia para despertar a una sociedad narcotizada, postrada al poder imperial de una Junta que lleva cuarenta años en manos del mismo partido político. La Andalucía de los ERE (que ahora resulta que era una especie de operación buena gente más que un monumental fraude) tiene mucho de Tractoria sin palurdos supremacistas y sin urnas chinas, pero con el mismo ambiente de control social, económico y cultural de un PSOE que se convirtió hace ya demasiado tiempo en un poder omnímodo y omnívoro. Larga vida a Tabarnia y a sus esforzados ciudadanos.

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