Ayer era día de poner el nacimiento. El día de la Inmaculada, como es tradición. Una fecha lógica y natural para empezar a plantearse la Navidad. Ocurre que desempaquetamos las figuras del Belén cuando ya estamos hastiados de guirnaldas, mazapanes de oferta, luces y anuncios televisivos de juguetes. Los niños andan revolucionados desde principios de noviembre. Intuyen las vacaciones dos meses antes y ya no hay quien los aguante en los colegios. Ni en las casas. A ver dónde pongo yo el árbol y el nacimiento para que no estén al alcance de un niño de año y medio que acaba de echar a andar. Para estas cosas sirve el IKEA. ¿Habrá árboles para colocar en el techo? ¿Meto el portal en el microondas? Guillermo, hijo, para un poquito.
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