Recibo la llamada de Antonio Sanz, presidente provincial del PP, para invitarme a un acto que su partido celebrará hoy en Chiclana de la Frontera. El acto consiste en el congreso provincial del PP y en él quiere mostrar su agradecimiento a los que fuimos presidentes. Yo lo fui de AP desde 1982, hasta algunos años después. Antes de seguir, quiero aclarar un dato poco conocido: la inclusión de AP en el ámbito de los partidos populares europeos (y el cambio de nombre) aunque se formalizó en 1990 siendo presidente Aznar, estaba ya conseguida a fines de los años ochenta, cuando presidía Hernández Mancha. García Tizón, secretario General y Marcelino Oreja, parlamentario europeo, se habían ocupado de gestionarla y lo consiguieron. La dimisión como presidente de Hernández Mancha y la vuelta temporal de Fraga a la presidencia, hasta el congreso de Sevilla de 1990, habían dilatado la incorporación.

Antonio Sanz, cuando yo era presidente, era por razón de edad de Nuevas Generaciones, la rama juvenil del partido, creo que presidente en Jerez y hoy, como dije, presidente del partido en la provincia. Es, en mi opinión, un buen político con ideas claras y no lo digo como agradecimiento a la invitación que me hace, sino porque tuve ocasión de comprobarlo, con su intervención en uno de los actos organizados por el Grupo Joly. Su designación como delegado del Gobierno en Andalucía, creo que confirma sobradamente esa impresión que tengo de él, aunque nuestro trato haya sido bien escaso.

De mis años de política, guardo un buen recuerdo de la actividad parlamentaria. Fueron ocho años, las dos primeras legislaturas del Parlamento de Andalucía y en la primera tuve ocasión de intervenir en muchos debates, asumiendo la portavocía del grupo. En la segunda, fui miembro de la Mesa del Parlamento y como soy de natural impaciente tuve más intervenciones parlamentarias que las propias de un miembro de la Mesa. Cuando Hernández Mancha ganó en un congreso la presidencia nacional, tuve que estar a caballo entre Madrid y Sevilla y mis recuerdos como presidente del comité electoral y la secretaría de Finanzas del partido, ya no son tan gratos. En estas dos legislaturas traté a muchos dirigentes del PSOE y como el otro día recordaba al ex presidente Borbolla y el me reconocía, no existía entonces ese clima de crispación que hoy parece existir.

Al retirarme de la política activa, para mí no tenía sentido continuar con la militancia. Esto no impide que yo haya votado al mismo partido elección tras elección. Es empresa vana exigir un partido que se acomode exactamente a tus ideas. Cualquier acto de reconocimiento se agradece y los no debidos, como este, mucho más.

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