Juan Antonio Fierro Cubiella

Aduanas; voladura controlada

LOS que se han mostrado partidarios del proyecto de remodelación de la Plaza de Sevilla incluyendo la demolición del edificio de Aduanas, han querido defender su decisión esgrimiendo una serie de argumentos. Entre ellos se encuentra aquel que toma como referencia su fecha de construcción para relacionarlo con el régimen político del momento; razón que de aceptarse justificaría la demolición del Cádiz extramuros surgido y diseñado después de 1947, e incluso barriadas enteras que conmemoraron los 25 años de Paz. También se han apuntado a recuerdos personales relacionados con la vida laboral, de los que por allí pasaron, pero ¿esos son motivos reales con sentido común para promover su demolición?.

Se suelen barajar términos como apertura y modernidad en oposición al progreso, ideas que nos recuerdan al proceso de demolición de las murallas en 1906-07 que se manifestaba de igual forma. Sin embargo somos más de uno los que desde la perspectiva del tiempo hoy día que solo fue un hecho puntual que solucionó bien poco y llevó a la pérdida de un patrimonio irrecuperable. Seria caer en el mismo error.

El argumento que ocupa lo que fuera un jardín público, tampoco nos resulta una razón determinante dado que no es un caso único sino uno más en una práctica de ayuntamiento de los más diversas orientaciones. Recordemos que el mismo proceso se dio en la Plaza de la Merced hacia 1910 (Mercado), Parque de Guerra Jiménez hacia 1930 (con Correos), los de la Plaza de la Reina-Corralón en los 60 (Bloque de Viviendas) o los del Compás de Capuchinos en los 80 (Instituto). Es más, en la actualidad el tema vuelve a resurgir con la propuesta de situar un restaurante en la Plaza del Reloj de sol o de la Estrella de la playa de Santa María del Mar.

Tampoco estimamos se encuentre mal situado porque tape la fachada central de la antigua estación; se podría incluso pensar que ello lo protegió y le hizo pasar desapercibido y ha llevado a que llegara a nuestros días completo. Tampoco oculta la fachada principal de la antigua estación, pues en este tipo de edificios las fachadas de acceso son laterales y se conservan las dos; se está confundiendo los términos fachada/central y fachada/principal.

Frente a ello las claves estén en valorar en su justa medida los edificios existentes; así la estación antigua realmente pertenece a la arquitectura de carácter industrial que por su funcionalidad se le ha denominado 'ferroviaria': rígida, fría y escasamente acogedora. Consecuencia del cual surgiría el movimiento modernista, del que posee ya algunos rasgos.

No participo de la clasificación que se hace del edificio de Aduanas de pastiche, y que se esgrime como sinónimo de adefesio por ser copia o composición realizada a partir de distintos estilos. Conviene no olvidar que en la historia del arte hay antecedentes de este tipo de procesos; pensemos por ejemplo en el neo-clásico (nuevo clásico), hoy todo un estilo definido cuando en realidad fue una copia del estilo clásico de ahí su denominación, por no hablar de re-nacimiento, o copia de los modelos de la antigüedad. Ignorar los movimientos historicistas sería perder el conocimiento de gran parte del siglo XX, y nosotros espectadores de la historia no creo que tengamos autoridad para ello. El concepto pastiche se podría aplicar a las cada vez más abundantes construcciones con las que se están destrozando el conjunto del caserío gaditano y que ya comienza a denominarse arquitectura 'carcelaria', frente a las que nos dejaron Torcuato Benjumeda, Torcuato Cayón o Juan de la Vega. Por no hablar de casos concretos como la 'actuación en la Casa del Plátano' en plena zona BIC o en institutos de Secundaria de reciente construcción.

No sé si quedan razones justificadas que apoyen la demolición del edificio de Aduana, por ello la reorganización de aquel espacio deberían centrarse en otros problemas que se puedan ocasionar en aquella zona como por ejemplo es el tránsito de peatones. Con ello se evitaría suceda como en la Avenida Juan Carlos I, donde estuvo el puente de San Severiano que ha quedado sin resolver con el consiguiente peligro. Las soluciones pueden venir del análisis de la valoración de las funciones del lugar, donde se da una gran densidad y concentración de tráfico y parte del pesado, y que se verá incrementado por la concentración de la estación de ferrocarriles, de autobuses, puerta de acceso al muelle, zona comercia en la estación antigua y un palacio de Congresos. Ello supone el movimiento de gran cantidad de personas (vecinos, turistas y visitantes) que tendrán que desplazarse en distancias cortas con muchas dificultades y peligros, donde además son necesarias plazas de aparcamientos y paradas. La propuesta podría pasar por creación de dos superficie una superior para el tráfico rodado y otra inferior excavada subterránea (debemos estar en un suelo de relleno como el de la Plaza de la Hispanidad) cuya distribución para aparcamiento servicios y tránsito de personas sería interesante valorar.

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