Verán, ando perdida. No entiendo tanto ruido porque unas niñas se ganen un dinerito ejerciendo de azafatas y que se aplauda a una política joven e influyente por salir monísima en una revista de moda, con miles de euros encima. Libres todas ellas de hacer lo que les venga en gana, ¿no?, porque de lo contrario no alcanzo a entender por dónde queremos ir y las reacciones ante unos hechos y otros.

Qué complicado esto del machismo y el feminismo, qué difícil eso de la igualdad entre seres egoístas y excesivos como somos todos, y todas. Se nos está yendo la olla, hombres y mujeres en pie de guerra y en todas las direcciones, qué peligroso.

Hace unos días viví un episodio muy desagradable en el que un hombre con alguna copa de más me increpó diciéndome que las mujeres estamos ahora muy protegidas, comentario al que no respondí con ninguna elegancia. Después supe que este hombre está en pleno proceso de separación y que "su esposa" lo estaba desplumando, razón para odiar al género femenino y tener una reacción machista ante el cuestionamiento de su estructura de poder, un poder que sin embargo le hemos dado nosotras, las mismas que durante siglos nos hemos perpetuado en una situación de inferioridad siendo "sus" mujeres.

Aquel episodio no llegó a más porque otros hombres lo evitaron, pero lo grave es que tanto ese hombre como yo misma estábamos dispuestos a insultarnos, él por su enfado con el mundo y yo por mí, por todas mis compañeras y por mí primera. Por todo esto, dudo de toda lucha que no sea trabajar desde una perspectiva cultural, social, desde el origen, desde la cuna que mece a las manadas, porque el cambio empieza por la mano que acuna valores, sensibilidades y maneras de vivir y ser. Si la igualdad es para beneficio de todos, entonces la quiero, pero si lo que es bueno para mi perjudica a otros, no es un beneficio, no para el conjunto de la sociedad.

Yo no sé si lo que busco es la igualdad porque no somos iguales, yo lo que quiero es poder despojarme del papel asignado a la mujer durante siglos y poder acceder a puestos y a sueldos como el hombre, pero también reclamo a mis iguales que me respeten si decido ponerme una mantilla o no trabajar para cuidar a mis hijos. Para mí la igualdad también es el respeto a la posibilidad de elegir y yo elijo elegir.

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