Justo en la avenida de la Bajamar y mirando al río, debajo de mi casa viven, Mayumel y Xavier, una pareja, ella japonesa y él puertorriqueño aunque con nacionalidad norteamericana.

Estos simpáticos y agradables vecinos vinieron con las tripulaciones de los barcos de guerra USA del escudo antimisiles, y por lo que se ve la conocida e icónica frase de finales de los 60 y principio de los setenta de "haz el amor y no la guerra" se la tomaron al pie de la letra y mire usted por donde tenemos una paisana mas. Se llama Victoria y aunque nacida en el hospital de la Base Naval, la podríamos considerar portuense, o porteña como le gusta llamarnos mi amigo JM Morillo.

Pero lo que me extraño al principio de conocerlos, es el lugar que habían elegido para vivir- Ante la gran oferta de unifamiliares, chalets y chalecitos, tanto en el extrarradio de la ciudad como en las playas, la pareja decidió venirse al centro, justo al lado del río.

Un día les pregunte el porque de esta decisión y me dijeron que les gustaba la ciudad, que encontraban casi de todo en las inmediaciones de su piso y que al vivir aquí se relacionaban con las gentes de alrededores, tanto vecinos de su vivienda, como dueños de comercios y bares cercanos a los que acuden con frecuencia. No es extraño verlos desayunando en Los Pepes y enseñando a sus familiares y amistades el centro de la ciudad.

Todo un ejemplo de integración que será necesario trasladarlo a todos los vecinos que abandonaron el centro en aquellos años donde politiquillos de pacotilla, todos con nombre y apellidos, hicieron y contribuyeron a despoblarlo utilizando siempre engaños y malas artes. Esta nefasta política de despoblar el centro es la que ha propiciado el actual estado de uno de los centros históricos más importantes de la provincia de Cádiz y por la que se está luchando con fuerza para que poco a poco se vaya habitando de nuevo.

El Centro vive, háganme caso y vuelvan, nuestros nietos se lo agradecerán.