Análisis

José guerrero 'yuyu'

Los pies en el suelo

Si olvidamos de donde venimos estamos comprando todas las papeletas para volver

Complicado de explicar lo del pasado sábado en Carranza. O quizás es bien sencillo: el equipo se vio ganador antes de tiempo y el rival le demostró que eso jamás se puede hacer. El Cádiz tiró por la borda un 2-0 que le hubiera reencontrado consigo mismo y con la grada. Pero en lugar de eso volvió a sumar un nuevo empate, que alarga la racha de partidos sin ganar a seis. Puede que tenga razón Álvaro Cervera cuando dice que el equipo no está haciendo las cosas tan mal como para estar pasando por esta racha, pero de nada sirve quejarse. La sensación general del cadismo es más de preocupación que de alarmismo. Tiempo queda de sobra para la reacción y se presume calidad en el equipo para ello. Pero hay urgencias de ganar. Y con esta preocupación, la afición está demostrando que tiene los pies en el suelo. Porque no existe un temor a descolgarse de la cabeza. Lo que existe es un miedo grande a meterse abajo, en el agujero que conduce al pozo. Y de eso sabemos aquí. De ahí que haya esa sensación de intranquilidad. No hay dramas, pero sí un contenido respeto a la situación.

El equipo está ahora mismo atenazado por la crisis de resultados (y en ocasiones de juego). Una victoria va a liberar sin duda muchos temores pero el problema es que la victoria se enquiste y sigan pasando semanas. Esperemos que no. Están empezando a notarse algunos nervios en Carranza y eso no ayuda demasiado. Ya que está tan de moda mirarnos en el espejo de la pasada temporada, sería bueno recordad que en la jornada 11 de la misma el Cádiz ocupaba el puesto 19, con 3 puntos menos que en la misma jornada de la temporada actual. Y miren donde terminamos. El dicho espejito de la temporada anterior está haciendo más daño del que parece. No se trata de ocultar las debilidades ni los puntos flacos del equipo en la actual situación, sino de recordar que el éxito de la temporada pasada no fue un éxito buscado desde inicios de la competición, sino que el equipo se fue creyendo partido a partido que podía conseguirlo. Y quemando etapas. Primero la de la Permanencia y luego, ya con los deberes hechos, el Play Off. Y en esta temporada nada ha cambiado, pero el subconsciente nos intenta convencer de lo contrario. Las cuatro primeras jornadas nos han cegado de tal manera que no contemplábamos otra cosa que ascender. Y esto, queridos, es otra cosa.

El objetivo principal sigue siendo mantenerse. Pero es triste que tengamos que pasar una mala racha para darnos cuenta de lo dura que es la Segunda División. Si olvidamos de donde venimos estamos comprando todas papeletas para volver allí. La temporada pasada ya terminó, señores. Esta es otra. Y, a priori, parece que se presenta más dura. Y eso quizás sea hasta bueno, para que valoremos en su justa medida lo conseguido antaño. Ahora es tiempo de animar y creer en los nuestros. Y también exigir, claro que sí, pero con sensatez. El que pensara que todos los años iba a ver un Play Off o un ascenso tras el retorno a Segunda está bien equivocado. Vamos allá.

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