No es porque en esta Isla no haya otra cosa de qué hablar; una Isla de todos a la que cada día que pasa más la quiero, y no sé si será por esa "cercana distancia" en la que me encuentro.

Una Isla que, como dicen mis colegas en este querido Diario, tendrá que cambiar el "chip" para cruzar o andar por la calle Real. y todo, menos mal, por la bendita culpa del tranvía. Un fantasma que ha aparecido de nuevo y que ya se esfumará otra vez. Una Isla que parece que no olvida su intrínseco andalucismo, una ideología tan nuestra que se vislumbra su ansiada llegada para muchos.

Pero, lo más importante de hoy, es resaltar ese nuevo y futuro museo de mi amigo Antonio "Perete". Otro más para su satisfacción y para la de sus verdaderos amigos. Una exhibición de sus habilidades que, aunque aún no reveladas, porque lo mantiene guardado a la espera de algún día, mostrará un conjunto sin igual de pequeñas maquetas o manualidades de objetos, monumentos o edificios, maquinarias, símbolos o personajes como nuestro Camarón, o construcciones célebres que van desde una bonita y coqueta Torre Eiffel hasta la ermita chiclanera de Santa Ana; pasando por nuestro puente Zuazo o el de La Pepa o la también ermita del Cerro y el templete de la Alameda, además de carromatos, caballetes con el fin de servir como atractivos portafotos, variadas vasijas y tantas otras muestras fascinantes que a todos nos pueden encantar. Una demostración maravillosa de la que este escribidor quedó admirado cuando me la desveló teniéndola escondida o guardada en su domicilio particular.

Un próximo museo Perete, que, como sabe mi chirigotero lector, hay otro que es famoso en esta Isla desmemoriada, conocido por todo el mundo del carnaval, pero que por mor del destino o de las malas prácticas se encuentra también guardado. Un museo del carnaval que mi amigo Antonio donó ya hace tiempo a nuestro Ayuntamiento y que aún sigue oculto por parte municipal a los ciudadanos isleños y a los de afuera.

Todo en una Isla cada vez más deteriorada y cansina, a pesar de lo que se nos diga desde esas poltronas. Una Isla que aún puede, y seguro que podrá. Y será así cuando la dejen ser lo que quiere. Lo que necesita y lo que verdaderamente es. Porque espero que todo esto cambie después de unas aún lejanas elecciones. Entonces veremos.

¡Viva el Perete! y que pronto admiremos ese otro museo.

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