El Tiempo Un inesperado cambio: del calor a temperaturas bajas y lluvias en pocos días

Cuando los seminaristas salíamos a la calle en fila de a tres, a pasear con la sotana negra, la beca roja y la coronilla afeitada, los gaditanos decían a bocajarro "mañana levante". Era un expresión generalizada que nos dejaba intrigados por saber por qué éramos los culpables del viento.

Otros que sufren en primera línea sus azotes son los tarifeños, con aquello de "Tarifa, paraíso entre dos mares, la mare que parió el levante, la mare que parió el poniente" . Pero ellos, con casta e ingenio, supieron aprovecharse del viento cumpliendo lo del viejo adagio: "cuando el viento sopla fuerte, unos construyen muros, otros molinos". Y así, no como el fantasma de Trump, sí lo aprovecharon e hicieron de su pueblo la catedral del windsurf y sus derivados: kitesurf, paddlesurf, etc..

Del levante se dicen muchas cosas…. Que viene a su casa, que siempre ha dormido en estas tierras, que gracias a él esto no se ha convertido en la abigarrada Costa del Sol, porque el turista que veranea aquí y le toca quince días de levante, no vuelve más... Pues se pierden el encanto de una noche de levante en calma o dormir una siesta al socaire de una duna de arena.

También dicen que en esta esquina del mapa existimos muchos locos porque el viento nos vuelve chirolas. Y refranes a gogó: "levante que entra de día, no dura tres días", "levante que entra de noche, se va de noche". Todo mentira.

Con levante, los salineros veían el cielo abierto, poque ayudaba a la evaporización del agua. Y la gente cuando hay mosquitos, porque se los lleva el viento. Por el contrario es una pena, una auténtica tragedia, ver un trigal bien nacido, verde, lustroso y de la noche a la mañana destrozado, como un ejército vencido, humillado y en la llanura las mieses arrasadas... Fíjate si es malo el levante, dicen, que ni siquiera los aerogeneradores pueden funcionar con esta locura de viento.

P.D: Recuerdo la imagen de aquel viejo molinero que narraba Pemán, que, como un dios Eolo con pantalones de pana, se quejaba de que le habían quitado el viento con una construcción aneja. Yo le recuerdo también sentado en su silla de anea dentro de su molino con la mano en el alivio, quejándose del levante. "Este viento no tiene paraera, está como un chiva". Total, a ver si San Pedro nos echa una mano.

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