Siempre he pensado, mi agraciado lector, que la imagen es importante. Porque es mejor para el personal que se tenga en frente dar un aspecto adecuado y consecuente que como espectador de la cosa así lo sienta. Fundamental en cualquier ámbito de la vida: en la empresa; en cualquier situación sentimental en la que se necesite; en el momento de encontrar un trabajo; a la hora de tomar una decisión con la anuencia de los demás; o, y he aquí lo que hoy más me interesa, en la política.

Y es que han sido varias las razones por las que me he dedicado a escribir sobre esto. Una muy reciente ha sido al leer el artículo el pasado viernes de mi amigo y colega Tito Valencia, en el que en una parte del escrito hacía mención -sin nombrar a nadie- sobre esos dirigentes socialistas que figuraban unidos y fotografiados junto al candidato Sánchez en su visita reciente a Cádiz. Diciéndonos acertadamente: "Da pena ver a dirigentes curtidos en mil batallas meterse en una más, sin importarles el daño que hacen a su organización. Esta es la política que tenemos. Ante este panorama, ¿qué podemos hacer? ¿qué futuro nos espera?". Algo que también yo había pensado cuando pasmado contemplé tal desatino. Y todo es porque la imagen es lo más importante. Las hechuras y guapuras del Pedrito son fundamentales para gran parte del personal y no otra cosa.

Por eso, y esta es otra razón, mis recuerdos me llevaron, al contemplar pasmado la fotografía de aquella senadora silenciosa -que creí ya caducada- en este Diario en la visita del candidato Sánchez, cuando allá por los años noventa esa dirigente isleña que parece que sigue siendo la gran jerarca en el partido, me atajó suspendiéndome de la siguiente manera: pues, estando este modesto escribidor a punto de ser el candidato socialista para la alcaldía isleña, fui frenado por esta señora porque alegó que mi menda no daba la imagen. Algo que me hizo considerar y ser consciente de tal alegato porque mis pequeñas dimensiones corporales -bajito cuerpo, como se dice por aquí- no me permitían exponerme a lo público para ser luego derrotado por culpa de esta mala imagen.

Total, y ahora lo comprendo todo. Aunque, en las declaraciones recientes de esta señora, dice que no está radicalmente tan loca y que hay miles como ella. Y yo digo que qué pena de partido. Y todo por el apoyo a ese candidato del Pedrito Sánchez que lo único que ofrece es su guapura. En lo demás, no vale un puto duro.

En fin, mi sorprendido lector, y esto es lo que hay. Mejor fue no dar la imagen y quedarme como estaba. Y que ojalá gane la Susana. Cualquier cosa antes que un nuevo Zapatero.

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