Análisis

Juan J. Jiménez Mata

El hotel en la estación

El uso hotelero resulta vital, tal como sucede en la mayoría de las ciudades con ferrocarril

R style="text-transform:uppercase">ecientemente ha surgido una nueva polémica por la anunciada construcción del hotel sobre el vestíbulo de la estación. Hasta ahora se utilizan exclusivamente argumentos de supuesta índole estética y de relaciones visuales.

La defensa del Patrimonio Histórico ha de basarse en razones más profundas. El Casco antiguo de Cádiz en su conjunto es el bien patrimonial más preciado. Su futuro está en peligro por falta de una adecuada inserción en el sistema urbano de la Bahía, que garantice su accesibilidad y permita el ejercicio de sus funciones en equilibrio con dicho sistema. Ello puede lograrse mediante una adecuada resolución de la plaza de Sevilla.

La deseada ordenación de la plaza de Sevilla y su entorno tiene una larga historia, desde que en 1997, hace veinte años, se convocó el concurso de ideas. Posteriormente se integró en el planeamiento previa exposición pública. Mientras tanto, una de las zonas más delicadas de la ciudad sigue siendo un espacio degradado, con restos de la pérgola de la estación, transformador, alambradas, pavimentos desordenados y, sobre todo, las nobles murallas de la ciudad en avanzado estado de deterioro y su zona superior ocupada por un aparcamiento y depósito de vehículos. Estos lienzos del baluarte saludan a los que llegan a Cádiz por tren desde su decrepitud. Lo que en cualquier ciudad sería mostrado como noble testimonio del pasado, en Cádiz se muestra como una trasera sucia y descuidada. Esto no ha sido objeto de debate público. Se polemizó en cambio por la defensa del edificio de la Aduana, triste pastiche de nulo valor histórico - artístico que no permite una adecuada resolución de la plaza.

El buen funcionamiento de esta pieza beneficiaría al Casco Antiguo, que no tiene futuro sin un buen enlace y relación con la ciudad nueva y la Bahía. La plaza de Sevilla debiera ser la pieza de transición entre el Casco Histórico, la ciudad moderna, los pueblos de la Bahía, el resto del país a través del ferrocarril y el puerto de pasajeros.

Las estaciones de ferrocarril constituyen nodos de actividad e intercambio de las ciudades. Ante ellas se abren algunas de las plazas europeas más notables, llenas de vida. En nuestro país, cuyo territorio se articula a escala del tren de alta velocidad, esta plaza de Cádiz sería a la vez término terrestre y puerta de partida abierta a los viaje por el mar, tanto los de la Bahía como los ultramarinos. La presencia inmediata de los muelles comerciales del puerto, las relaciones con los mismos y con la arquitectura cambiante de los buques, enriquecerían la estructura urbana de la plaza.

Es por tanto imprescindible la configuración de una auténtica "Plaza de la Estación", modelo decimonónico aún válido en la mayoría de las ciudades por la recuperación y modernización del ferrocarril. A causa de las peculiaridades de esta ciudad portuaria sería a la vez "Plaza del Mar", en continuidad hasta el cantil del muelle.

Dentro del funcionamiento de esta pieza de intercambio, el uso hotelero resulta vital, tal como sucede en la mayoría de las ciudades servidas por el ferrocarril, ya que produce una actividad beneficiosa para el uso de esta pieza articuladora con el Casco Antiguo. Ahora bien, es indispensable un proyecto arquitectónico moderno, adecuado y respetuoso con el entorno.

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