Aunque la de la Champions no estuvo mal, yo les vengo a hablar de otra gran final, con más compás y más gaditana. No piensen que me acuerdo de la que cada año marca el mes de febrero en el Gran Teatro Falla, aunque también se nos revela desde otro de los templos del arte de la ciudad. Una final que no es de fútbol ni de Carnaval pero donde no falta la emoción, la intensidad, la creatividad y el ingenio. Donde no faltan la música y la letra. Donde no faltan la protesta, ni el piropo, ni la gracia. Porque tenemos mucho que decir más allá de un pasodoble, porque tenemos mucho que cantar más allá de un popurrí, porque tenemos muchos juegos de palabras más allá de un cuplé, el Concurso de Cantautores del Pay Pay está vivo, reventón de vigorosidad. Y regatea a la mediocridad y defiende la diversidad y gana por goleada al mal gusto. Levantemos la copa. Vencen las canciones.

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