Mi querida María Romay, te felicito por la excelente idea de que la final del Falla no tenga descansos.

No se me ocurren más que ventajas de tan sabia decisión. Es la mejor manera de vacunarte contra las agrupaciones: ver una final entera seguida, sin intermedios.

Lo malo es que eso no va a acabar con la afición en Cádiz, sencillamente porque en Cádiz la afición no va a la final: se queda fuera. Entran solo los friquis forasteros, que tienen tiempo para conseguir las entradas por internet. Internet es de todas partes, por eso hay ese público de los pueblos y tan cateto, que nada tiene que ver con la gente de Cádiz.

En Cádiz la afición local ve la final por la tele porque no puede entrar. Antes por lo menos conocían a alguien y se colaban, pero ahora nada más que hay gente de Torrecera y de Los Palacios en el Falla.

Y por la tele hay que aguantar a los comentaristas de televisión haciéndose los graciosos. Como ese de Ubrique, que tiene la faz especialmente diseñada para lucir una boina, con esa cara de pastor del belén viviente de Cortes de la Frontera.

Y que me dicen del otro, del Canal Sur con el smoking. Es una copia de Ramontxu pero en vez de capa española lleva el cascarón de cañeílla.

Agrupaciones venidas de los pueblos en Los Amarillos, presentadores de pueblo, retransmisiones para los pueblos andaluces, público de pueblo en la final ... ¡Qué poco de Cádiz es el Carnaval de Cádiz! Es más de Pueblo que el PER.

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