El Tiempo Un inesperado cambio: del calor a temperaturas bajas y lluvias en pocos días

Análisis

Javier ANSO

¡Soy feliz!

La felicidad no debe ir unida a la inconsciencia, mayor o menor, de algunas etapas de la vida

Estaba yo un tanto despistado pensando en mis cosas mientras esperaba el muñequito verde para cruzar la calle, cuando escuché estas palabras, dichas con fuerza y determinación: "¡Soy feliz!".

Sorprendido miré a mi alrededor y descubrí que procedían de una niña de cuatro o cinco años que, junto a sus padres -supongo que serían sus padres quienes la acompañaban- esperaban también el cambio del semáforo. Sin duda, me dije, esa niña conoce la frase "si eres feliz, díselo a tu cara", porque toda ella irradiaba alegría, contento y felicidad.

Mi reacción espontánea fue decirle: "¡Que dure mucho!". Tal vez la de ustedes hubiera sido parecida.

Sin embargo, la historia no acabó ahí. Ese breve encuentro se quedó dando vueltas en mi cabeza. Tenía la sensación de que algo andaba mal. Más tarde, reflexionando sobre lo que le había dicho a la niña, caí en la cuenta de lo que había sucedido: ¡le había deseado que su felicidad durase mucho cuando lo que debería haberle dicho era que su felicidad durase para siempre!

Si no lo hice así, ¿será porque creo que la felicidad no puede ser para siempre? A veces pensamos que la felicidad es como la arena de la parte superior de un reloj y que, cuando somos niños y no nos damos cuenta de muchas cosas, tenemos mucha felicidad pero que ésta, como la arena, irá disminuyendo a medida que vayamos creciendo. Si pensamos así creo que nos equivocamos.

La felicidad no debe ir unida a la inconsciencia, mayor o menor, de algunas etapas de la vida. La felicidad debe ir unida a la vida misma, y, renovándose, estar presente en todas sus etapas. No hemos nacido para ser infelices. No tenemos que conformarnos con ello. Tenemos, por el contrario, el derecho, el deber y la necesidad de ser lo más felices que podamos, aunque, para lograrlo tengamos que esforzarnos mucho. Y tenemos que serlo con los demás, no a costa de los demás. No será fácil, pero es el único camino. Viviendo "con todos y para el bien de todos", como decía el cubano José Martí.

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