Ya parece que se acabó. Terminó la Semana Santa y todo lo que conlleva esta impresionante celebración. En esta bendita Isla más que en ninguna parte. Algo tan nuestro y tan de aquí. Y que a partir de ahora comienza algo nuevo. Con una primavera recién estrenada y unos días ya más largos y luminosos, con la mente puesta en lo que viene y siempre según qué. Una Isla que empieza a tantear o a intuir lo que se va aproximando. Se acabaron esos recientes sonidos de tambores y trompetas, y ahora llega la realidad. Volver a empezar y a verlas venir.

Por eso ya, mi penitente lector, a lavar la túnica y acabar con esas manchas de cera que con el papel de estraza y la plancha se hace el milagro. Doblarla y entregar de nuevo a la cofradía. Todo preparado para el año que viene. Y ahora a empezar de nuevo.

Iniciando un nuevo trimestre con un final de curso escolar incluido y sus correspondientes notas definitivas. Trimestre difícil y trabajoso no sólo para el aplicado estudiante sino para el maestro o profesor correspondiente. Empezar con ganas, dejando a un lado el desinterés y no cejar en esta bonita ilusión.

Pero, lo que no tiene esa vuelta a empezar, es la mierda de política de aquí, ahí o de allí. Aunque sorprendido me quedé al leer lo que nos decía el otro día, mi amiga y admirada, la senadora María José de Alba, sobre la "inversión en las personas" de los presupuestos del pepé. Declaraciones que me dejaron muy contento y a la vez algo traspuesto. Unas manifestaciones en las que piropea muy atrevidamente al Montoro de turno. Unos presupuestos generales aún no aprobados, pero, según nos cuenta la senadora, más vale que lo sean, con el fin de conseguir un país -antigua España- mejor que ninguno. Mientras, al pelambrera catalán me lo tienen otra vez suelto o estreñido. Y aquí, una Isla agazapada y a veces inquieta. "Asusanada" como cualquiera o abandonada como otras. Con socialistas -de los de ahora y sin remedio- y un partido popular -de los de siempre- en constantes diatribas. Un pepé en general lleno de buenas ideas y acaudalado con importantes fuentes o, porque hay de todo, también de "cifuentes".

Feliz reinicio a todos, pues. Porque, en esta Isla querida, se vuelve a empezar después de terminada la Semana Santa. Guardar y entregar la vestida túnica es más que una simple y obligada realidad, más bien es el símbolo para comenzar un nuevo itinerario o recorrido de la vida; pero no el del tranvía.

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