Análisis

Ascensión López Vázquez

Historiadora

La capital del oro de la Alta Edad Moderna

El pasado 31 de enero tuvo lugar la conferencia de Enriqueta Vila Vilar, doctora en Historia de América, dentro del ciclo dedicado por la Real Academia Hispano Americana al Tricentenario del Traslado de la Casa de Contratación a Cádiz.

Cuando pensamos en América y en la Carrera de Indias, lo primero que se nos viene a la cabeza es la Casa de Contratación, un organismo público con amplísimas competencias que funcionaba como gestor del comercio colonial. Pero no solemos caer en la cuenta que esta no era ni la única ni la más importante de las piezas del engranaje de aquel complicado sistema. Así, junto al Consejo de Indias, con sede en Madrid (la capital de la Corona castellana), existía otro organismo, el Consulado de Cargadores de Indias, que alcanzó cotas de poder que lo llevaron a desbancar a las otra dos.

El reflejo de esta importancia lo mostró la profesora Vila en la morfología de la ciudad que le dio cobijo, Sevilla. Allí se erige imponente un edificio que es hoy el hogar de un valiosísimo patrimonio documental y de aquellos, neófitos o experimentados, que se deciden a analizar los legajos que alberga entre sus muros. La sede actual del Archivo General de Indias, antigua Casa Lonja, fue la sede del Consulado de Indias, donde los comerciantes, conscientes de su relevante papel en el entramado comercial español, defendían sus intereses. Todo ello frente a la Casa de Contratación que solo cuenta hoy con "una plaza, un patio, un cuarto" para evocar ese lugar que creemos originario del esplendor sevillano. Un esplendor que, sin embargo, venía de siglos atrás; en tiempos de un Felipe II que se maravilló al descubrir una ciudad cosmopolita "colorista y abigarrada".

"Sevilla se inundaba de los metales preciosos que venían de América". Así, las flotas eran una bocanada de aire fresco para comerciantes, banqueros, prestamistas -entre otros-, que constituían la burguesía mercantil de la época. Un estamento que, como el Consulado y el Consejo, no suele asociarse a la Carrera de Indias pero que existía y tenía un importante papel en la época. Importancia que supuso la "primera claudicación del monopolio estatal en beneficio de una especie de monopolio privado". Fue tal el poder del Consulado que no solo se convirtió en gestor de la actividad monopolística española en Indias, sino que llegó a establecerse un sistema de préstamos entre el Consulado y la Corona.

Con esto llegamos a otra verdad a medias: la dificultad que se encontraban los barcos para encarar la barra de Sanlúcar y ascender por el río Guadalquivir no fue la única causante de la "caída" de la capital mercantil del momento a favor de Cádiz. La situación económica establecida entre las dos instituciones rectoras junto con los cambios económicos, administrativos, políticos y sociales que se produjeron tras la Guerra de Sucesión, hicieron que la situación se tornara insostenible para una Sevilla había sido, desde el siglo XVI, el epicentro de la "revolución de los precios". Esto puede hacernos caer en un nuevo error: pensar que, exclusivamente por eso, la burguesía mercantil comenzó a trasladarse a Cádiz.

Pero esta no era la única razón, pues la amplitud de la bahía gaditana favorecía tanto la llegada de aquellas flotas, de gran calado, como la actividad comercial fraudulenta. Un contrabando del que se culpabilizó, en gran medida, a los extranjeros, cuando en realidad, y a pesar de las prohibiciones existentes, se trataba de un "monopolio compartido". "Un negocio que ocupaba a media Europa" y que se mostraba en ese cosmopolitismo que caracterizó a Sevilla y que, como todo lo que rodeó a la Carrera de Indias, se trasladó a Cádiz.

En definitiva dos instituciones, dos ciudades y, por lo tanto, dos realidades diferentes que ha comenzado a esbozar Enriqueta Vila. Aunque habrá que esperar al resto de conferencias para desarrollar todo lo que vino después, lo que nos ha dejado claro, lo que nos ha adelantado la correspondiente de la Real Academia Hispano Americana, es que "en 1500, el esplendor de Sevilla fue causa y no efecto del establecimiento de la Casa de Contratación y el Consulado, mientras que, en 1700, Cádiz cobra esplendor con ambas".

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