Análisis

ana sofía Pérez bustamante

A belén pastores

Hubo un año que di un pregón de Navidad, pero no creo que lo vuelva a repetir porque me quedó un pregón luterano e intimista, como de Vermeer. Y no me pasé horas babeando sobre la imagen de un niño Jesús desnudito porque a mí esas efusiones me parecen: a) térmicamente impropias (¿qué madre expone a un bebé en cueros?), b) difusamente pederásticas. Ahora voy a poner un Belén alternativo, que voy a ofrecer a la Diputación para reivindicar mi nueva identidad de intelectual comprometida. La sagrada familia no sé si ponerla monoparental, y que el portal sea un partidito de los abuelos del niño Jesús, que lo tienen lleno de hijos en paro. Por la parte oscura de atrás andarán los primos de la virgen entre zambombas y trapicheos. Por allí cerca habrá un "parque de mayores" lleno de cacharros de esos que los ancianos ignoran. En la parte de la izquierda va un gran Corte Inglés luminoso, que es mi versión del palacio de SS.MM. los Reyes Magos. Alrededor, los niños wasapeando furiosamente como angélicos autistas, o haciéndose selfies con la reina Baltasara, que será una "influencer" entre Gloria Fuertes y Shakira. En el centro, la embajada de Estados Unidos y su eslogan: "Cuidado con el negro". En lugar del caganer habrá un pequeño consulado en el exilio con un peluquín dando sermones sobre la libertad catalana, la igualdad catalana y la fraternidad catalana, que son valores catalanamente reconocidos de la catalanidad universal, junto con las pizzas Casa Tarradellas, Patrimonio Gastronómico Ninguneado de la Humanidad. Caminito de Belén van las gentes de economías preindustriales, analógicas, desprotegidas: inmigrantes de los que van a la uva o a la fresa, autónomos, hippies de los de manualidades, graduados en filologías, vendedores de caracoles y espárragos trigueros. El niño Jesús ha puesto su propia lista de regalos: pueden llevarle un amasicosis, un ipad para tenerlo distraído o un kit de esferificación de Master Chef para más adelante. Yo me voy a representar a mí misma dentro del diaporama, como los antiguos donantes de retablos. Arrodillada, en posición orante, mientras me concentro en mi sesión de mindfulness y les digo telepáticamente: ooommm, feliz Navidad!.

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