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Análisis

José Macías Martín

La adoración eucarística perpetua en San Fernando

Existe una verdadera necesidad de adoradores en turnos de madrugada y fines de semana

Deseamos comenzar dejando constancia que, en nuestra opinión, nuestra ciudad de San Fernando goza de un privilegio religioso como es la primera capilla, a nivel de la Diócesis de Cádiz-Ceuta, donde se encuentra el Santísimo Sacramento expuesto en adoración perpetua, lo que significa, como nos dice el catecismo que la Eucaristía es la fuente y la cima de toda la vida cristiana (Cat. 1324).

La Divina Majestad de Cristo en tan sublime Sacramento, es el Rey de reyes y Señor de los señores, que se ha quedado entre nosotros para ser nuestro compañero de camino y podamos acudir a Él en todas nuestras necesidades y en todas nuestras alegrías y poder gozar de su amor misericordioso.

Porque no es un Dios lejano, sino cercano y para que así fuera, celebró con sus apóstoles, la Cena más Importante de la Historia para quedarse, como decimos con nosotros. Por eso, nuestra madre la Iglesia universal celebra este sagrado banquete en el que Cristo es nuestro alimento, al mismo tiempo que nos recuerda el memorial de su Pasión y el alma se llena de gracia y se nos da un signo que anuncia la vida futura (Santo Tomás de Aquino).

Por ello, todo cuanto se refiere a este misterio debe cuidarse celosamente, como punto central de una auténtica renovación espiritual que propone el magisterio del Concilio Vaticano II y, en este sentido, el hoy santo Juan Pablo II nos decía que la Iglesia y el mundo tienen una gran necesidad del culto eucarístico.

La modesta capilla de San José, sita en la calle Tomás del Valle -muy céntrica por cierto- guarda en su interior al Amor de los amores, a Cristo Redentor de la Humanidad, lo que supone un caudal enorme de vida y de gracia, para cuantos le visitan y le adoran con auténtica fe y esperanza.

El silencio que se encuentra en ese lugar sagrado, permite la adoración al Señor, realmente presente en Cuerpo, Alma y Divinidad y se escucha en el alma del adorador, las cosas que el mismo Cristo le pide. Es el encuentro con Él en la más estricta intimidad.

Sin duda, la capilla de San José es un lugar de silencio, de tranquilidad, de recogimiento y de paz que debería ser en alguna medida el centro espiritual de nuestra querida ciudad, de la misma manera que en otros lugares lo es, como se ha publicado en diferentes medios de comunicación.

Pero en nuestro caso, para que así fuera una feliz realidad, resulta necesario que muchos fieles, que todavía no lo han hecho se decidieran a dar un paso al frente y se apuntaran en algún turno, de una hora de duración en el que le fuera más cómodo a sus circunstancias personales.

Naturalmente, esto es sin perjuicio de cuantos fieles le puedan hacer una visita diaria y estén un tiempo en adoración.

Sin embargo, no debemos dejar de resaltar, por la información que tenemos, que existe una verdadera necesidad de adoradores, en los turnos de fines de semanas y en los de madrugadas que, como es fácilmente comprensible supone un mayor sacrificio.

Como quiera que nos encontramos en las últimas semanas del tiempo pascual de la Resurrección de Jesucristo, estimamos como muy oportuno, que invoquemos con confianza y esperanza al Espíritu Santo para derrame su amor sobre su Pueblo fiel y sean muchos los que, tocados por la gracia, decidan participar como adoradores, del augusto sacramento en la capilla de San José de nuestra ciudad.

Alabado sea el Santísimo Sacramento, sea por siempre bendito y alabado

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