Jueves Santo Horarios, itinerarios y recorridos del Jueves Santo y Madrugada en la Semana Santa de Cádiz 2024

Asisto perpleja, asqueada y atropellada a la espantosa actualidad de algo viejo como la existencia, presenciando un circo del terror cuyos malabaristas son hombres educados por mujeres a quienes criaron en el sometimiento, y así una y otra vez, la historia se repite. Tenemos un gravísimo problema y es de educación, como casi siempre.

"Te violan entre cinco (con uno bastaría) y aún tienes que explicar por qué no te resististe. Te dejan tirada, desnuda y aún tienes que probar que ese horror no han sido relaciones sexuales consentidas…Tu denuncia y tu palabra no valen nada y los medios dando voz a los violadores, a sus abogados, a sus familiares, a sus amigos…..y toda una sociedad volviéndote a violar una y mil veces…..¿Justicia?"

No son frases mías pero como si lo fueran. No se me ocurre mejor forma de expresar lo que siento, no ya por esta o cualquier otra violación sino por el tratamiento y mensaje públicos.

Nos animan a denunciar, a compartir, ¿y para qué? Una violación es un delito en sí mismo pero el haberlo puesto en duda por los siglos de los siglos es lo que hace que sigan aflorando testimonios escalofriantes de mujeres de todas las clases sociales y condición, que en muchos casos han permanecido calladas y marcadas por toda una vida.

Nadie debería tener que justificar por qué ha sido violada bajo ninguna circunstancia, y es absolutamente insustancial lo que hacía antes o después de los hechos, sólo faltaría. Pase lo que pase con esos mal nacidos, lo que está ocurriendo nada tiene que ver con las leyes, se está haciendo un daño irreparable y da mucho miedo comprobar cuántos contribuyen a la causa, como ese medio "de comunicación" al que no le duelen prendas mandar mensajes de solidaridad con la víctima y al mismo tiempo emitir en prime time un bodrio en el que una chica es sometida feliz a las vejaciones de un tío que llega a darle latigazos. Es de locos.

A ver si de verdad nos extinguimos y empezamos de nuevo la historia de los tiempos porque en realidad la solución no depende de ellos ni de nadie fuera de nuestras casas. La solución está en saber educar a nuestros hijos en el respeto, no digo ya en la igualdad por si es mucho pedir, con el respeto bastaría para parar de una vez esta mierda que esparcen el que hace, el que consiente y quien lo justifica.

Yo también te creo, pequeña, pero desgraciadamente eso no te va a servir de nada. Estás -estamos- jodidas.

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