La frase más célebre de El tercer hombre, de Carol Reed, con guión de Graham Greene, es aquella en la que se afirma que "en Italia, en treinta años de dominación de los Borgia, hubo guerras matanzas, asesinatos... Pero también el Renacimiento. En Suiza, por el contrario, tuvieron quinientos años de amor, democracia y paz. ¿Y cuál fue el resultado? ¡El reloj de cuco!" No seré yo quien enmiendea Graham Greene, aunque creo que la comparación hubiera sido mucho más atinada si, en vez del reloj de cuco, se hubiera mencionado el más célebre invento suizo: el secreto bancario. Con el secreto bancario no hace falta ejércitos. ¿Para qué? Suiza es el banco de los secretos y allí se han tenido que cruzar alguna vez Bárcenas y Urdangarín. Por eso no entiendo bien para qué vigilar que Urdangarín nos se escape de Suiza. Si está en Suiza, ya está escapado. Y no creo que le importe lo más mínimo que haya muchos relojes de cuco y poco Renacimiento.

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