En ocasiones me sentí aludida durante la riña que propinó el alcalde a los derrotistas, a los que hablamos de lo que fuimos y ya no somos, a los que decimos que El Puerto está muerto. Me reafirmo pero no seré yo la que no reme con o contra corriente y mucho menos habiendo conocido ese otro Puerto de Santa María y sabiendo, como sé, que es posible, aun con menos plazas hoteleras de las que hay en la actualidad, señor alcalde. Me refiero al desayuno celebrado el pasado lunes bajo el lema El desarrollo turístico de El Puerto de Santa María: De la utopía a la realidad, ponencia desarrollada por el alcalde ante algunas fuerzas vivas de esta ciudad. No estaban todos los que son pero sí son todos los que estaban, en su mayoría los que realmente empujan día a día y que bien merecen el peloteo del edil.

Utopía: "Proyecto, deseo o plan ideal, atrayente y beneficioso, generalmente para la comunidad, que es muy improbable que suceda o que en el momento de su formulación es irrealizable". Vaya, a ver esta otra: "Plan o sistema ideal de gobierno en el que se concibe una sociedad perfecta y justa, donde todo discurre sin conflictos y en armonía". Mucho mejor. Y ahora la Realidad: "Existencia verdadera y efectiva de algo". Ojalá, mis felicitaciones por el título y los espectaculares propósitos.

Sea como fuere, no voy a poner en duda tamaña declaración de intenciones, y al objeto de no ser agorera me reservo mi opinión sobre lo que se puede o no se puede hacer frente a esos corsés que al parecer estrujan al Ayuntamiento y que le impiden ejecutar casi todo. Y aunque en algún momento casi salto de la silla, me voy a portar bien y pongo en cuarentena algunas certezas que distan de lo dicho.

Si de remar se trata, y eso fue lo que se nos pidió, para muestras los colores. Yo acudí alentada por mis mayores en representación de la Federación Andaluza de Vela, entidad que terminará el año con más de sesenta eventos náuticos en el haber, en los que han participado de forma directa o indirecta más de siete mil personas de una treintena de países y diez comunidades autónomas, empleando de forma directa a una media de treinta personas por pollo, y materializando eventos que engordan la cifra cada mes del año, aportando un granito de arena a la tan ansiada desestacionalización del turismo. Rememos, señor alcalde, rememos.

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