Me preocupa la manera desinformada que tienen las nuevas generaciones de formarse. Si para un adulto de espíritu crítico es difícil desbrozar información de manipulación, para un adolescente que está creciendo con un móvil en la mano conectado a internet, al que muy pocas veces se ha puesto reglas de uso, es casi imposible. A ellos no les interesan los informativos y, en la mayoría de los casos, no tienen en casa a nadie que se los explique para guiarlos en la interpretación del mundo. Y claro, donde no hay ciencia, hay creencia. El uso solitario de la televisión e internet hace que asuman como realidad toda la basura que cualquiera es capaz de volcar en la red. No hay información sino boca a boca a gran escala, o móvil a móvil. Consumen con fe ciega vídeos trucados e información estrafalariamente manipulada y reenviada por las redes. Igual que son seguidores de influyentes youtubers que marcan inofensivas tendencias en moda, siguen a otros que defienden creencias irracionales que nadie se preocupará por rebatir. El resultado es descorazonador. Esta misma semana he hablado con un chico de 16 años al que la palabra natalidad le recordaba un vídeo 'auténtico' en el que una mujer quedaba embarazada de una luz que resultaba ser el diablo y tenía un hijo deforme; otro me preguntaba, al contarle un mito grecolatino, si "eso" había pasado de verdad y un tercero, capaz de creer que un determinado yogurt lo arregla todo porque lo dice la publicidad, me discutía la veracidad de un documental que yo había puesto en clase, colocándolo así al mismo nivel que los fake que circulan por la red. Para ellos los límites entre realidad y ficción se han borrado. Es muy difícil discutirles que el diablo no contesta cuando se marcan determinados números malditos en el teléfono si entras en internet y compruebas que hay miles de testimonios que afirman lo contrario. Se mueven en un mundo de creencias tan oscuras como las medievales. Asusta que internet pase de ser una ventana abierta a la información a un lodazal donde realidad, ficción y manipulación se den la mano y sean tratadas con un mismo rasero. Así los radicalismos, populismos y falsedades tienen la puerta abierta.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios