Se fue Jose Berasaluce, alumno y sin embargo amigo, a Washington dejándonos -de momento- sin sus imprescindibles 'Catas con Arte'. Y mientras, aquí ha brotado una -¡otra!- novedad: las ratas con arte. ¡Cádiz!

Es grotesco que la oposición municipal se fundamente en los mardito roedore. No digo que no las haya, siempre estuvieron aquí: hubo un tiempo en que había seis ratas por habitante.

Ahora, sin un método, sin un análisis serio, los muchachos antigüitos van por ahí con su RSP (Ratímetro Subjetivo Personal) y sus mapas de preescolar estirando la rata. Su oposición se basa en el asco y la repulsión atávica que producen -no ellos, sino las ratas- alarmando al personal. Dan hasta lastimita...

Pero a lo que iba, las ratas con arte: en 1962, en Madrid, un artista venezolano -con perdón-, Francisco Valero de la Cruz, tuvo el atrevimiento de hacer una exposición de ratas: rata con complejos, rata invisible burguesa, rata culta, rata fatalista, rata en órbita... En fin, la Policía Armada le dio dos empujones y le cerró la exposición. Era 1962.

Hoy, en 2017, la oposición municipal pone una rata en nuestra vida. Con arte. Pero no se habla de las ratas que no tienen arte alguno. Y haberlas, haylas. Tipos que saquean España, mientras fingen que la salvan: ratas gürteleras. Fulanos que se enriquecen con el erario público sin beneficio alguno para el pueblo: ratas forajidas. Individuos entregados a los chiringuitos clientelares que exigen juego limpio a los demás: ratas covachuelistas. Sujetos para los que el control de su partido es prioritario frente al Gobierno y la gestión de la ciudad: ratas pescueceras. Mendas de golpe de pecho y escapulario, pero de puticlub y porno en el móvil: ratas fariseas. Gestores públicos que dan prioridad al interés privado: ratas abusonas...

Y sí, claro que en Cádiz hay ratas, ratas normales, de las otras. ¿Qué esperaban que hubiera? ¿Perrillos de la pradera? ¿Koalas, tal vez? Ésta es una ciudad portuaria y vieja. Portuaria y vieja, viejísima. Pero no moribunda y a punto de estirar la pata. Y mientras tanto éstos, ay, estirando la rata.

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