La búsqueda de recursos económicos ha sido una constante en el deporte. El caso del fútbol no es una excepción. Tradicionalmente se buscaban patrocinadores para hacer las entradas, los carteles, los carnés o los anuncios en prensa, por ejemplo. Además se incluyeron pancartas publicitarias en los campos y hubo una época en la que el marcador simultáneo del Estadio Carranza iba indicando la actualidad deportiva asociando a cada resultado, un sponsor. No tardó en aparecer la publicidad en las camisetas, y después las equipaciones oficiales que cambian de una temporada para otra

Hace no mucho tiempo se pasó a denominar a la Primera División con el nombre de una entidad bancaria. Se trataba del patrocinio global.

A nivel de clubes, el Atlético de Madrid ha anunciado que su nuevo estadio no mantendrá el nombre del anterior, sino que se llamará Wanda Metropolitano.

El historiador griego Epaminondas, en su libro "La historia inventada del Cádiz", dedica un capítulo a los futuros posibles en el que anuncia lo que ahora está ocurriendo.

Además anticipa que los jugadores cambiarán su nombre según la publicidad de quien les pague, y que jugadores como Ortuño o Álvaro, por decir alguno, podrían cambiar su nombre incorporando una marca de refresco o de coche.

También anuncia que los jugadores de élite podrían vender acciones de sus propios hijos por si al crecer se convirtieran en estrellas del fútbol.

Él mismo se ofreció a varias multinacionales para cambiar su nombre y darles ese espacio de publicidad. No obtuvo respuesta.

De todas formas reconoce que la realidad supera a la ficción y que eso le permite no poner freno a su imaginación, porque cualquier cosa que se le ocurra al final se quedará corta.

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