Análisis

Carmen cebrián

Murillo, en su IV centenario

Murillo supo introducir amabilidad, esperanza y alivio a las penas de una época desgraciada

La última gran exposición que pudimos ver en Sevilla enfrentó cara a cara a los dos grandes genios de la pintura: Velázquez y Murillo, o Murillo y Velázquez. Sé que muchos se acercaron al Convento de los Venerables pensando que la comparación de estos grandes dejaría a Murillo en un nivel inferior. Todo lo contrario. Ver sus cuadros junto a los de Velázquez ha engrandecido su figura y su genio.

Este año se conmemora el IV aniversario del nacimiento de Bartolomé Esteban Murillo. Este genial sevillano, huérfano desde los nueve años, comenzó a trabajar en el estudio de Juan del Castillo. Su primer gran encargo, en 1645, fue la serie de once lienzos para el Monasterio de San Francisco el Grande. Pintor de niños (golfillos y mendigos que nos sorprenden por su belleza serena) y de temas religiosos (Inmaculadas, Sagradas Familias), fue también un gran retratista. El prolífero pintor trabajaba sobre un andamio en la iglesia de Santa Catalina de Cádiz cuando sufrió una caída a consecuencia de la cual falleció en 1682.

Pocos pintores han tenido una aceptación tan general en vida como la que tuvo Murillo. Y tras su muerte, su fama hizo que su obra fuera codiciosamente buscada por coleccionistas, lo que desperdigó su producción. Por supuesto, no hay un museo importante del mundo que no tenga un Murillo, pero también hay muchos cuadros en manos de particulares. La religiosidad amable, que es la nota distintiva de la producción de este pintor, lo convirtió en un pintor muy popular.

Hoy martes la Academia celebra el nacimiento de Murillo invitando a un experto conocedor de su obra, don Enrique Valdivieso, Catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla y miembro de número en la Real Academia Sevillana de Buenas Letras. Una parte muy importante de sus estudios los ha dedicado a la pintura sevillana, renacentista, barroca y de los siglos XIX y XX. Entre sus principales publicaciones vamos a destacar hoy dos en concreto, Murillo: sombras de la Tierra, luces del cielo (1990) y Murillo, catálogo razonado de pinturas (2011).

Este último está llamado a ser una obra básica para cualquier estudioso del gran pintor pues no solo recoge toda su producción conocida, sino un número muy importante de obras hasta ahora inaccesibles. Pero además, el profesor Valdivieso es capaz de hacer un retrato histórico de la Sevilla del siglo XVII y del ambiente artístico que rodeó al pintor, que supo introducir amabilidad, esperanza y alivio a las penas de una época desgraciada, en la que la peste y el hambre asolaron la Sevilla de esos años negros.

No podíamos contar con nadie más preparado para acercarnos al universo de Murillo.

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