Cuando un Rey llega a la vieja Real Isla de León tengo la sensación de que San Fernando adquiere una parte importante de su ser histórico. No sé bien por qué pero lo cierto es que la Monarquía española estuvo en el núcleo germinal de la ciudad, que era un caserío disperso, un pago de recreo de las grandes familias gaditanas. Cuando vienen los reyes, a su casa llegan, pues. Y además, Felipe VI ha venido a inaugurar unas instalaciones de la Armada. No era un dique, ni un buque que se botaba, fue esa Marina de la que siempre nos hemos sentido tan orgullosos y que llamaron Ilustrada en el siglo XVIII y hoy se suele denominar "científica". En concreto las nuevas instalaciones de la Sección de Hora, o los "relojes atómicos" que dan la hora oficial de España con un margen de inexactitud de no sé cuántas millonésimas de segundos, o sea.

En efecto, el viernes la ciudad estaba blindada por los Cuerpos de Seguridad del Estado. Y la gente supo que El Rey o ya había llegado o estaba llegando. Atascos, lentitud del tráfico, lo normal. Si todo suma, esta inauguración será la primera de las que vendrán a nuestro pueblo. Porque por fin se ha hecho público la disponibilidad de 3,5 millones de euros para el Museo Camarón (no es una cantidad enorme, ni mucho menos, dará para un museo modesto pero menos es nada, que es lo que hasta ahora había llegado: nada). Cercanas las próximas elecciones municipales puede que se inaugure, como el Ayuntamiento. Seguro que hay ya una reserva de energía de la alcaldesa para darles el impulso necesario a estas dos obras emblemáticas. Ya quedará el tranvía, que se han juramentado no ponerle fechas porque es como ponerle puertas al campo. Pero que lo van a intentar es seguro. Son tres cosas-ganzúas para llenar las urnas de votos socialistas si salen indemnes de la pelea contra el pedrismo local que seguro que no se quedará quieto ni dará por perdida una jugada ni una estrategia (lo de María Jesús Castro, del Comité Federal del PSOE, o sea, una jefa, intentando abrir la puerta de la sede de su partido en la calle Arenal sin lograrlo porque se lo impidió el susanismo local, es de nota, vamos de que lo ha hecho un nota). En la lista a los Reyes Magos de las cosas pendientes (Casa Lazaga, Cruz Roja, etc.) el gobierno sabrá porque no dice mucho. Es de todos sin excepción este modo de comunicarse con los vecinos (de no comunicarse, quiero decir). Debe ser por las veces que puso López Gil fecha al tranvía y las veces que se ha tenido que comer las fechas, aunque lo hayan ascendido a la viceconsejería del vicepresidente, nada menos.

Pelillos a la mar, lo importante esta sensación de que El Rey venía a su casa, ¿no crees?

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