Análisis

pedro manuel espinosa

Jugadores de cristal

Bale cree que triunfará en el Madrid, pero donde más se le ve es en el gimnasio

Bale se ha vuelto a lesionar. El galés está desesperado y el madridismo más aún. Las lesiones musculares están convirtiendo la carrera de un futbolista que estaba convencido de heredar el legado de Cristiano en un intermitente y tortuoso camino hacia la frustración. No es la primera vez que ocurre algo parecido con un futbolista británico en el Madrid. Woodgate, aquel central firmado ya lesionado, era apodado en la Premier League El tampax, porque estaba una semana dentro y tres fuera. Y con Bale ni siquiera se alcanza esa mediocre media de minutos jugados a lo largo de la temporada.

El pasado verano el Madrid tuvo ocasión de hacer caja con una fabulosa oferta del ManU de Mourinho, que parece ser que ofreció cien millones de euros por el otrora Expreso de Cardiff. Sin embargo, Bale dijo que no. Está convencido de que triunfará en el Madrid, pero de momento donde más se le ve es en el gimnasio.

Particularmente nunca he visto a Bale como un superclase y sí como un velocista, un atleta que con espacios se convierte en un pura sangre. En sus mejores momentos, el Madrid convertía cada contragolpe en una estampida de fieras comandadas por las bandas por él mismo y CR7, cuando aún el portugués se amparaba en su físico para adelantar a rivales.

El caso es que ahora, con el panorama y el rosario de lesiones que lleva este año, no parece probable que otro equipo de la Premier esté dispuesto a hacer semejante dispendio por un futbolista de cristal.

El Madrid echó a Robben de su plantilla porque se lesionaba mucho, pero al lado de Bale el holandés era un reloj suizo.

Para aspirar a ganar un Balón de Oro hay que jugar, como hacen Messi, Neymar o el propio CR7. De momento el Madrid debería empezar a plantearse reemplazar un vértice del tridente que nunca está cuando se le necesita.

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